miércoles, 26 de noviembre de 2014

El revisor fantasma y la tragedia del Expreso 421


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¿Quien era el extraño personaje que anunció la tragedia 3 días antes?

El 3 de  enero de 1944 se produjo en León, España, uno de los mayores accidentes ferroviarios de la historia. En el interior de un túnel, colisionaron un tren correo, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías. Un terrible desastre que se sale de lo normal porque tres días antes un extraño revisor, al que nadie conocía y que ningún testigo pudo ver bien su rostro,  anunció la tragedia.

El 2 de enero de 1944 por la tarde-noche, el tren expreso correo 421, una locomotora americana con otra locomotora auxiliar y 12 vagones,  salió de Madrid con destino a La Coruña repleto de gente que retornaba a sus hogares tras las fiestas navideñas y muchos militares que regresaban de permiso. No hay número exacto, pero el número se estima entre 800 y 1.000 personas.
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Al día siguiente, a mediodía,  llegaba a Astorga, León, con dos horas de retraso. Llevaba dos locomotoras porque la principal no bastaba para frenar bien el largo convoy , pero algo no iba bien , y en la estación y durante unos 10 minutos se revisaron las dos locomotoras, la auxiliar tenía una avería, que no la permitía continuar, todo un problema, ya que el correo debía llegar y el retraso ya era notable, así que se desenganchó la locomotora auxiliar y el convoy emprendió la marcha de nuevo con una sola locomotora, a pesar de las advertencias del maquinista titular Julio Fernández.
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Pero al bajar el puerto, el tren comenzó a ganar velocidad de manera alarmante. Se saltó la estación de Albares de la Granja, incapaz de frenara, ante el estupor de los que esperaban en el andén y que describieron el tren como “un caballo desbocado”, y el terror de los que estaban dentro de él. Eran las 13:10 y el tren debía para de nuevo en otra estación a 5 km, en Torre del Bierzo, así que el jefe de estación de Albares llamó por teléfono avisando a Torre. El responsable de Torre ordenó poner travesaños para frenar el ten, pero este iba tan rápido que no les dio tiempo y pasó ante ellos directo a la entrada del túnel número 20, donde unos operarios trabajaban con una locomotora tranquilamente, ajenos a lo que se les venía encima.
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El convoy y la locomotora chocaron, y los operarios salieron despedidos, pero a pesar de eso, solo había algunos heridos y el expreso 421 había quedado encajonado en el interior del túnel. Tras el pánico inicial, la gente comenzó a reponerse sin saber que lo peor estaba por llegar.
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El impacto había dañado las señales que debían avisar del bloqueo de la vida, y al ver la vía libre, el tren de mercancías 7742, de 27 vagones, se dirigía a toda máquina hacia el túnel 20 sin saber lo que esperaba en el interior.
 El impacto fue brutal, y los vagones llenos de personas del interior del túnel se convirtieron en un infierno de fuego debido al choque y al fuego de las calderas, quemando vivos a los pasajeros y haciendo que las armas de los soldaros se disparasen por el fuego en una escena dantesca. Otros testigos también afirmaron que no solo se dispararon por accidente, y es que muchos pasajeros al verse rodeados de llamas prefirieron quitarse la vida.
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RENFE admitió 78 muertos y 75 heridos inicialmente, pero el goteo de cuerpos y restos  carbonizados era incesante. El régimen franquista trató de maquillar el suceso y solo admitió unos 200 muertos, pero se estima que las victimas fueron entre 600 y 800, de hecho este accidente apareció muchos años en el libro Guiness de los récords como el accidente ferroviario con mayor número de muertos de la historia.
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Pero es a partir de este terrible suceso cuando empieza la parte extraña de la historia, y es que 3 días antes, un hecho misterioso del que aún no hay explicación,
 
Pablo Herrero, un ciudadano muy respetado de la localidad de Astorga, el 9 de Enero fue a la guardia civil y declaró que el 31 de diciembre, 3 días antes de la tragedia, se montó en ese mismo tren  en la estación de Valladolid, y allí se subió un extraño revisor con su capote ferroviario y una cesta en la mano,  se colocó delante de los pasajeros y les dijo sin más ,que se había producido un accidente muy grave en los túneles de Torre del Bierzo y había muerto mucha gente que se dirigía a Galicia. Tras decir esto, dio media vuelta y se bajó del tren. Nadie lo volvió a ver por el andén, y los responsables de la estación no supieron decir que extraño personaje había anunciado el desastre 3 días antes.
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Tras la declaración de varios testigos, que curiosamente no supieron decir que rasgos tenía el extraño revisor, el juez encargado del accidente ordena investigar a varios jefes de estación para identificar al misterioso personaje, pero la búsqueda no da resultado, y queda archivada tras demostrar que no hubo sabotaje, por lo que el “revisor fantasma”, como rápidamente fue apodado, no tuvo nada que ver en el accidente, al menos físicamente.

El túnel numero 20, escenario de la tragedia, fue demolido en 1987, y a día de hoy aún se sigue especulando con la identidad de ese revisor,¿ un fantasma?, ¿un viajero en el tiempo?, ¿un visionario?. Seguramente nunca lo sabremos.
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