lunes, 30 de diciembre de 2019

Extraterrestres y demonios: así es el misterioso pueblo de Sanzhi




En Taiwán se encuentra un pueblo misterioso que fue abandonado hace muchos años. Se trata de Sanzhi, una zona residencial de lujo que no terminó de ser construida porque los habitantes aseguraron que se trataba de un área maldita en la que abundaban los demonios e incluso era visitada por extraterrestres.
San Zhi
El proyecto de esta construcción comenzó en la década de 1980, misma en la que fue abandonado. La urbanización tenía como objetivo ser un complejo de viviendas de corte futurista para personas ricas, pero los vecinos de Taipei sabían que esto no era una buena idea porque una maldición reinaba por la zona.
Los trabajadores hicieron caso omiso de las advertencias y continuaron la construcción erigida para los funcionarios estadounidenses que vacacionaban en Taiwán. Sin embargo, conforme avanzó el tiempo cientos de accidentes fortuitos comenzaron a ocurrir y los jornaleros veían extrañas apariciones.
Resultado de imagen de fantasma video"
Los 70 mil kilómetros cuadrados se convirtieron en la peor pesadilla de los albañiles taiwanenses que denunciaban sucesos paranormales que, en un principio, nadie consideró reales.
Sin embargo, tantos accidentes comenzaron a alejar a los inversionistas y el financiamiento del proyecto sufrió una gran caída, por lo que las actividades pararon y finalmente el complejo vacacional fue abandonado.

Los vecinos de la zona aseguraban que Sanzhi estaba habitado por malos espíritus; de hecho, varios especialistas intentaron averiguar el pasado del lugar y se habló de que en el sitio había un cementerio holandés, así como que ‘los campos magnéticos solían presentar numerosas alteraciones’.
Aún no se sabe la cifra exacta de accidentes que ocurrieron en este pueblo maldito y algunas teorías parapsicológicas decían que el sitio era el centro de demonios ancestrales que no podían ser perturbados y cuando los despertaban provocaban todo tipo de calamidades.
Resultado de imagen de san zhi"
A la zona residencial se le denominó ‘el complejo vacacional abandonado de casas ovni’ y durante varios años fue el escenario de turistas curiosos que realizaban excursiones para conocer la tenebrosa historia más a fondo; inclusive, la cadena televisiva MTV lo utilizó para sus comerciales y documentales.
Resultado de imagen de san zhi"
A pesar de todo, aún hay empresarios interesados en utilizar estas tierras para su beneficio, por eso es que en 2008 se demolió por completo y se dijo que algunas importantes cadenas hoteleras alzarían sus recintos ahí, pero hasta el momento nadie se ha atrevido a profanar de nuevo esta zona maldita.

viernes, 20 de diciembre de 2019

La pavorosa historia de Blanche Monnier: el castigo más aterrador de una madre

Era una bella joven, pero desapareció en el año 1876. Pocos preguntaron por ella en los siguientes 25 años, hasta que una carta anónima reabrió uno de los casos más tétricos que el hombre conoce



1-7-505x283.jpg



En 1876, Blanche Monnier era una muy atractiva joven de 26 años con una vida social muy activa. Procedía de una buena familia de la aristocracia francesa, formada por defensores de la realeza que odiaban visceralmente a los republicanos. Su padre Charles-Émile fue decano de la facultad de letras de Poitiers y su hermano, Marcel, trabajaba como prefecto. En definitiva, se trataba de una mujer bien situada que por esos días conoció a un abogado arruinado que le sacaba bastantes años y del que cayó irremediablemente enamorada.



Un buen día, Monnier desapareció sin dejar rastro. Su madre y su hermano lloraron su pérdida en público. Su padre moriría en 1882 y, apenas tres años después, el abogado que había enamorado a la joven. Nadie parecía acordarse ya de la pequeña de los Monnier cuando el 23 de mayo de 1901, en el albor de un nuevo siglo, el fiscal general de París recibió una extraña carta en la que se podía leer lo siguiente: Señor fiscal general, tengo el honor de informarle de un acontecimiento excepcionalmente serio. Me refiero a una solterona que está encerrada en la casa de la señora Monnier, casi muerta de hambre, y que ha vivido sobre basura podrida durante los últimos 25 años. Es decir, sus propios desechos.



Si esta carta resultaba sorprendente no se debía únicamente a la dura acusación que vertía, sino también, a que la familia Monnier gozaba de una reputación intachable. La madre, que por aquel entonces contaba con 75 años, había recibido un galardón del Comité de Buenas Acciones por sus contribuciones a la ciudad, y convivía pacíficamente con su hijo. Sin embargo, y por si acaso, la policía decidió visitar la casa de la aristócrata familia donde comprobaron que todo lo que habían leído no sólo era cierto, sino que era incluso peor.





El secreto tras la puerta



En la segunda planta de la casa de los Monnier, los investigadores encontraron una puerta cerrada con llave. Al abrirla, lo primero que percibieron fue un hedor insoportable. Una vez sus ojos se acostumbraron a las tinieblas, pudieron ver en un rincón de la estancia a una mujer malnutrida y sentada sobre una cama de paja. Por toda la habitación había restos de heces y vómito. Tan pronto como entramos en la habitación, vimos, en la parte trasera y tumbada en una cama, su cabeza y cuerpo cubiertos con una manta repulsivamente sucia, una mujer que el señor Marcel Monnier identificó como su hermana, la señora Blanche Monnier, declaró uno de los testigos en el juicio oficiado por el juez Du Fresnel.



rfgf.jpg



La desafortunada mujer estaba tumbada completamente desnuda sobre un lecho de paja podrida. Todo a su alrededor formaba una especie de costra formada por excrementos, trozos de carne, verduras, pescado y pan podrido. También vimos cáscaras de ostras y bichos corriendo por la cama. Cuando los policías intentaron hablar con ella, se limitó a gritar y encogerse en su cama. Rápidamente, los agentes de la ley salieron de la habitación, disuadidos por el insoportable hedor, para registrar el resto de habitaciones: El comedor estaba bien amueblado, la cocina cuidada y la escalera, limpia. Todo estaba en su sitio. La anciana señora Monnier estaba ataviada con una bata de vestir decorada con cuadrados negros y blancos. En resumen, no parecía ser la clase de mujer que rechazaba su cuidado personal.



Captura-de-pantalla-2017-07-04-a-las-10.



Ello no evitó que fuese apresada rápidamente y terminase confesando lo que había ocurrido. Preocupada por que su hija alternase con el anciano y fracasado comerciante, que podía poner en entredicho el honor de la familia, decidió encerrarla en su cuarto hasta que lo rechazase (algunas versiones señalan que Blanche pudo llegar a tener un hijo con el abogado). Algo que no ocurrió en los últimos 25 años, ni siquiera después de la muerte del enamorado de la joven. Para entonces, Blanche había perdido la cabeza irremediablemente, tras pasar más de dos décadas sin ver la luz del sol. Pesaba tan sólo 24 kilos al haberse alimentado tan sólo con los restos de la comida de su madre, que apenas sobreviviría dos semanas más tras sufrir un ataque al corazón al ser detenida.



Captura-de-pantalla-2017-07-04-a-las-10.



El juicio, que conmocionó Francia, arrancó el 11 de octubre. En él se declaró a Marcel cómplice de actos de violencia y fue condenado a 15 meses de prisión. Según su versión de los hechos, había intentado internar a Blanche en un manicomio pero se había encontrado con la negativa de su madre, ya que ello pondría en tela de juicio su honor; además, añadía que la mujer podría haber abandonado la habitación cuando quisiera. En el proceso se puso de manifiesto que Blanche sufría una larga lista de problemas mentales que se agravaron con el tiempo, de la histeria anoréxica a la coprofilia pasando por el exhibicionismo. Blanche sería enviada al hospital psiquiátrico de Blois, donde moriría en 1913, el mismo año que su hermano, retirado en una mansión de los Pirineos. Nadie sabe quién envió la carta anónima, aunque entre los candidatos se encuentran tanto Marcel como alguien relacionado con el personal de servicio de la casa.





Blanche5.jpg







Los abismos de la razón humana



Ni qué decir tiene que el caso estremeció a la opinión pública francesa de su momento, y su sombra se alargó durante décadas. En 1930, el Premio Nobel de Literatura André Gide, obsesionado por el funcionamiento del sistema legal, publicó La secuestrada de Poitiers (Tusquets), en el que relataba lo ocurrido con pelos y señales a partir de la información disponible, sólo que cambiando los nombres de la protagonista por el de Mélanie Bastian.



la-recluse-de-poitiers.jpg



La narración fascinó a muchos intelectuales, entre los que se encontraba el director de cine español Luis Buñuel, que afirmó con buen ojo clínico que lo atrayente de este libro es cómo, viviendo en un mundo llevado, según dicen, por la razón, aparecen de pronto etos casos de pura irracionalidad que desmienten o rectifican esta asertación. Hitler, por ejemplo. Que un loco satánico arrastre tras de sí a millones de gentes en el país de la razón y de los filósofos es algo parecido.


Lo que para muchos es una de las historias más románticas del siglo XIX (la enamorada que no quiso renunciar a su amor ni siquiera después de muerto), para otros tantos es un reflejo de la irracionalidad que puede promover un sistema de valores intolerante y clasista como el de la aristocracia francesa de la época. Es probable que este caso también perturbase al filósofo Michel Foucault, nacido en Poitiers, el pensador que en Vigilar y castigar reflexionó sobre los sistemas penales modernos de confinamiento y castigo. ¿Tendría a la señora Monnier en mente al escribirlo?

lunes, 2 de diciembre de 2019

Delphine LaLaurie: “La carnicera de Nueva Orleans” (1775-1842)

lal

Delphine Marie Macarty nació en Nueva Orleans, Estados Unidos en 1775 en el seno de una familia de clase alta. Sus padres eran miembros muy destacados de la sociedad, descendientes de inmigrantes europeos.Cuando LaLaurie era una niña, su madre fue asesinada por una revuelta de esclavos en la plantación familiar, hecho que la marcaría en un futuro.
En el año 1800 Delphine Macarty se casó un oficial español llamado Ramón López y Angulo que le trajo grandes fortunas. Durante el regreso de un viaje de España la pareja cayó gravemente enferma por lo que tuvieron que parar en La Habana. Allí Ramón López y Angulo moría y mientras Delphine seguía grave dio a luz a su primera hija llamada Marie Borgie Delphine López y Angulo, apodada ‘’Borquita’’. Cuando se recuperó volvió a Nueva Orleans y se estableció en la hacienda que había heredado, convirtiéndose en la administradora de la plantación de caña de azúcar.
A los tres años Delphine volvió a casarse con Jean Blanque, un hombre de ascendencia francesa y destacado en los negocios. Ambos se trasladaron a la lujosa Villa Blanque donde tuvieron cuatro hijas. En 1816 Blanque falleció en extrañas circunstancias aunque no pudo probarse que fuera asesinado. Nueve años después, en 1825, se casó con un afamado medico llamado Leonard Louis LaLaurie, del cual tomaría su apellido. La familia compró una gran propiedad en el número 1140 de Royal Street y la remodelaron totalmente sin escatimar en gastos. El edificio original contaba con dos plantas pero fue añadida una tercera especialmente para los esclavos. En esta época era totalmente normal que las familias más pudientes tuviesen esclavos negros como mano de obra en las plantaciones. La familia LaLaurie comerciaba directamente con ellos, involucrándose totalmente en el tráfico de negros.
edif
Mansión LaLaurie
Los testimonios recogidos por el historiador Harriet Martineau indican que los esclavos de la familia presentaban un estado de cansancio, delgadez y demacración. Esto era algo que llamaba la atención ya que en público Delphine solía ser muy amable con ellos y siempre daba muestras de preocuparse por su salud. Algunas personas delclararon que cuando alguno de los esclavos intentaba escapar, jamás se le volvía a ver. También hubo un caso en que una niña esclava de 8 años, mientras le cepillaba el pelo le dio un tirón sin querer y Delphine enfurecida le dio un bofetón. La niña muerta de miedo intentó escapar y subió a la azotea de la casa y de un empujón LaLaurie la tiró, rompiéndose el cráneo al caer. Otro testimonio dijo que Leah, una esclava de 12 años corría por la casa presa del miedo diciendo que LaLaurie quería despellejarla y al huir a la terraza, la mujer le tiró piedras para que bajara. La niña perdió el equilibrio y cayó desde la terraza matándose. LaLaurie enfadada ató el cadáver a un poster y la azotó en varias ocasiones. Otras fuentes aseguraban que muchos esclavos fueron vendidos a otras plantaciones pero que jamás llegaron a ellas. También se dijo que cuando los esclavos no pulian la plata como a ella le gustaba, les cortaba los dedos de las manos  y pies. Debido a los rumores de maltrato y a las denuncias de varios vecinos, la policía visitó la mansión y al cerciorarse de los hechos, les puso una multad y les obligaron a  subastar a todos sus esclavos. El esposo de Delphine abochornado por su mujer decidió abandonarla y nunca más se supo de el. La familia de Delphine le compraron todos los esclavos y se los devolvieron y esta presa de la ira por el abandono de su marido y por la vergüenza publica, descargó en ellos la frustración
El 10 de abril de 1834, la mansión LaLaurie se incendió en circunstancias sospechosas. Los bomberos tuvieron que entrar a la propiedad y ante su sorpresa se encontraron con tres esclavos encadenados en la cocina que al parecer habían provocado el fuego para llamar la atención. El incendio fue rápidamente controlado y la autoridad recorrió la casa buscando a la dueña. Al llegar al ático se encontraron una escena dantesca: junto a miembros cercenados y podridos de decenas de esclavos, se encontraron otros muchos mutilados, agonizantes y rogando que los mataran para acabar con su tormento.
inc
Incendio en la Mansión LaLaurie
Madame LaLaurie se había convertido en una consumada torturadora de esclavos, los cuales eran desnudados y torturados en el ático. Cuando la mujer se aburría, subía al ático y se divertía pegando y maltratando a los hombres y mujeres que allí se encontraban. Algunos de ellos colgaban del techo, otros eran encerrados en jaulas. A las mujeres les arrancaba las uñas y las desollaba para ponerse luego trajes de piel y así ‘’disfrazarse de oruga’’. En ocasiones les obligaba a comer arañas, hormigas y gusanos y en otras ocasiones les llenaba la boca de excremento y se las cosía. Empezó a arrancarles los ojos y a coserles los parpados y los descuartizaba vivos. Una vez, a una mujer le abrió el estómago, le sacó los intestinos y se los ató a las muñecas. Los esclavos que no eran capaces de aguantar el tormento eran enterrados en el jardín de la mansión, en el que se encontraron más de 75 cadáveres. LaLaurie había aprovechado el shock de las autoridades para escapar de la mansión en un carro de caballos hacia un destino desconocido. Lo que si se supo con certeza es que Delphine murió en Francia grcias a un periódico de París que declaraba el fallecimiento de la mujer. En 1924, se descubrió una placa de cobre en el cementerio de Père-Lachaise que decía: ‘’Madame LaLaurie, Marie Delphine Macarty, Décédée à Paris, Le 7 décembre 1842, à l’âge de 68 ans’’
lap
Lápida funeraria de Delphine LaLaurie