martes, 18 de junio de 2019

La bestia de Gévaudan: la verdad sobre la misteriosa criatura que sembró el terror en la Francia del Siglo XVIII



Entre 1764 y 1767, Gévaudan se convirtió en el escenario de una película de terror. Un animal desconocido comenzó a atacar salvajemente a los habitantes de esta región francesa hasta el punto de que el rey se vio obligado a enviar tropas. A día de hoy la ciencia aún no sabe qué clase de criatura hizo realidad, a lo grande, el mito del hombre lobo.

La llegada de la bestia

Todo comenzó el 30 de junio de 1764. Una joven de 14 años llamada Jeanne Boulet apareció muerta cerca de Hubacs, una pequeña aldea en la región histórica de Gévaudan (A medio camino entre las actuales Auvernia y Languedoc-Rosellón, al sudeste del país). Jeanne había sido degollada y su cuerpo parcialmente devorado por algún tipo de animal.

Los ataques de animales salvajes no eran completamente insólitos en la Francia rural del siglo XVIII. La región está formada por hermosas colinas y frondosos bosques en los que hace siglos vivían ocasionales manadas de lobos o perros salvajes. Por eso nadie se sorprendió mucho cuando el 8 de agosto apareció otra muchacha de 14 años muerta en la cercana aldea de Masmejean. Por desgracia las muertes no terminaron ahí. Luego llegó otra, y otra, y otra...

El goteo constante de víctimas alarmó al administrador de la Diócesis de Mende, Etienne Lafont, que pidió ayuda a las autoridades de la región. El conde de Montcan, gobernador de la provincia, convocó a cuatro compañías de dragones comandados por el capitán Jean-Baptiste Boulanger Duhamel. Los dragones eran soldados a caballo entrenados en el uso de mosquete y sable. Ayudados por los propios campesinos Duhamel y sus hombres comenzaron a batir los bosques de Gévaudan en busca del animal o animales que protagonizaban aquellos ataques.

Un reguero de sangre que llegó hasta París

Los seis meses siguientes fueron una auténtica pesadilla para los habitantes de la región. Los dragones de Duhamel no solo no lograban abatir a la bestia, sino que su estancia en la región comenzó a despertar quejas por supuestos abusos y saqueos de la soldadesca a sus habitantes. Se decía que las tropas estropeaban las cosechas con sus caballos y no pagaban alojamiento ni comida. Mientras tanto, los ataques de la bestia se hicieron cada vez más frecuentes y salvajes. El siete de septiembre destrozó a un niño en Apcher. La cabeza del pequeño apareció ocho días después. Ese mismo mes mató a otro vaquero de 15 años y estuvo a punto de abatir a otro que logró refugiarse entre sus vacas.

Su modus operandi siempre era el mismo. Tenía predilección por los niños y las mujeres jóvenes. No es un patrón muy raro si tenemos en cuenta que los menores solían ser precisamente los que cuidaban el ganado en las afueras de los pueblos. Lo raro era que ninguno de los aterrorizados supervivientes era capaz de identificar al animal.

Los campesinos de aquella época estaban perfectamente familiarizados con los lobos, pero todas las descripciones de los testigos presenciales apuntaban a una criatura diferente. Se decía que era mucho más grande que un lobo, que tenía el pelo rojizo, las orejas pequeñas y una cola muy larga, con una densa mata de pelo sobre la cabeza y el lomo. Los relatos de cazadores que habían avistado al animal también aseguraban que era excepcionalmente inteligente y taimado para ser un simple lobo, y que cazaba abalanzándose sobre sus presas y golpeándolas con las garras, algo que definitivamente no hacen los lobos. También cazaba a plena luz del día e incluso cerca de las granjas.
 Resultado de imagen de La bestia de Gévaudan: la verdad sobre la misteriosa criatura que sembró el terror en la Francia del Siglo XVIIIIlustración de la época ofreciendo una recompensa de 2.700 francos por la captura de la bestia. El texto dice: “Dibujo del monstruo que aflige a Gévaudan. Esta bestia es del tamaño de un toro joven. Prefiere atacar a mujeres y niños. Bebe su sangre, les corta la cabeza y se los lleva. Se prometen 2700 libras a quien mate a este animal.”Foto: Gallica Digital Library (Dominio Público)




Jeanne Jouve, tratando de salvar a uno de sus hijos atacado por la bestia de Gévaudan. Grabado publicado en Journal des chasseurs, en 1839.

Dos leones macho jóvenes devorando una jirafa

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