martes, 6 de febrero de 2018

Los “Niños cabeza de Melón” en Michigan





Seres de otro mundo

Tradicionalmente los extraterrestres suelen ser caricaturizados como seres humanoides con cabezas extremadamente grandes y cuerpos muy pequeños en proporción, al menos en comparación con los seres humanos. Y son ellos, por antonomasia, los “seres de otro mundo”.
El hecho de que avistamientos de seres semejantes a aquellos arriba descritos sean abundantes en varios escenarios históricos ha llevado a algunos a suponer que seres extraterrestres visitaron la Tierra en el pasado. Una lectura diferente le apuntaría a lo contrario: no se trata de extraterrestres, sino de organismos que habitan y comparten con nosotros este planeta. Su naturaleza, sin embargo, nos es incomprensible.
Por esta razón, pese a vivir con nosotros, son seres ocultos, que pueden manipular la realidad – o al menos parte de ella – para pasar desapercibidos. Sus figuras atemorizantes solo aparecen ante nuestros ojos cuando ellos así lo desean, e incluso entonces con propósitos que no conocemos. Aunque fueran de nuestro mundo no compartirían nuestra naturaleza, y quizás solo por eso también merezcan ser denominados “Seres de Otro Mundo”.
Hay varios lugares en Estados Unidos que parecen particularmente afectos a la aparición de este tipo de criaturas. Se trata del Condado de Ottawa, en Michigan, en particular en el área que se encuentra en torno a la vieja Mansión Felt, y del suburbio de Kirtland en Cleveland, Ohio.  Allí se encuentra el centro de las leyendas de los Niños Cabeza de Melón.

Melonheads

La leyenda parece haberse originado en torno a los 1960’s o 70’s por la aparición de siluetas extrañas en los caminos rurales de aquellas regiones. De acuerdo con los locales, algunas desapariciones habrían indicado que estas criaturas no eran del todo pacíficas y de vez en cuando un conductor terminaba por encontrárselos de frente, recibiendo ataques directos y sostenidos y escapando únicamente gracias a la protección que brindaba su auto.
No existen muchos registros de estas primeras apariciones – las autoridades no tomaban muy en serio este tipo de denuncias en estos casos – pero con el tiempo el rechazo de la gente se volvió generalizado y las figuras comenzaron a volverse menos comunes. Ya no atacaban directamente, ahora sencillamente asechaban, se mantenían en las sombras esperando una oportunidad.

Los llamados Melonheads, sin embargo,  jamás han recibido la atención de otras criaturas míticas como Pie Grande o el Monstruo del Lago Ness y en consecuencia  no se han hecho verdaderos esfuerzos por determinar si realmente viven en los bosques de los condados estadounidenses. Nadie sabe siquiera su naturaleza: si viven en este mundo, con nosotros, o en las difusas fronteras que lo separan de otros dominios prohibidos para los humanos.
Pero lo que sí existe son múltiples leyendas de los orígenes de estas criaturas, la mayor parte de las cuales hablan de antiguos asilos o experimentos fracasados. Veamos:

¿De otro mundo…

Antes de comenzar, es forzoso mencionar los vínculos que algunos hacen de este terreno con fenómenos ovni, asegurando que (contrario a lo que dicen los locales) los habitantes de los bosques son criaturas venidas del espacio exterior. Quizás se trate de una misión fallida con un grupo de supervivientes, o de una estación de estudio de los seres humanos, no lo sabemos, pero serían criaturas distintas a nosotros.
Me gustaría aquí proponer mi propia visión de las cosas, vinculada a seres que han convivido con la humanidad a lo largo de su Historia pero que no comparten del todo nuestra realidad y, por lo tanto, jamás han sido comprendidos o integrados en nuestra sociedad. En cualquier caso, estaríamos hablando de criaturas cuya verdadera naturaleza no conocemos.

…o del nuestro?

El Asilo

Una de las leyendas más interesantes de estos niños habla de un asilo de tiempos coloniales que al final de sus tiempos habría concentrado sus esfuerzos en el cuidado de niños con hidrocefalia. El tratamiento que el asilo brindaba no era particularmente humano y muchos de estos niños se habrían convertido en una especie de “mutantes ferales” luego de ser liberados o escapar a los bosques. Eventualmente habrían construido allí su hogar, lejos de la civilización a la que temían y despreciaban.

El Dr. Crow

Una leyenda semejante habla del laboratorio de un científico loco conocido solo con el nombre de Crow que habría realizado horribles experimentos en niños robados a sus madres. Pese a que Crow era lo más cercano que tenían a un padre, los niños eventualmente se cansaron de sus abusos y consiguieron una manera de asesinarlo y escapar a los bosques. El orfanato ardió hasta sus cimientos aquella noche, y con ello murieron los últimos vínculos de los niños con la humanidad.
Hay al menos otras dos versiones del relato. En la primera no existen los niños cabeza de melón y en su lugar un maquiavélico Dr. Crow pasa su tiempo realizando abortos de embarazos avanzados y, de vez en cuando, uno que otro asesinato a un bebé. Los cuerpos son enterrados en torno a su cabina, y son los espíritus los que se encuentran los transeúntes.
La segunda versión es mucho más trágica. En ella, tanto el Dr. Crow como su esposa se preocupan sinceramente por el bienestar de un grupo de niños abandonados por su hidrocefalia. Mientras que el primero se dedica a buscar soluciones a sus enfermedades, la segunda lo cuida en cuerpo y alma y garantiza que se mantengan a salvo de la agresividad que caracteriza el mundo fuera de estas paredes. Un trágico accidente llevaría a la muerte de la mujer, y los niños, al sentirse desamparados, comenzaron a correr en todas direcciones ante un impotente Dr. Crow, que fue testigo de cómo uno de ellos lanzaba al suelo una lámpara de querosene incendiando el lugar. Los niños murieron allí, pero sus espíritus siguieron recorriendo el lugar.

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