jueves, 30 de marzo de 2017

CAROLE COMPTON. Un auto de fe en pleno siglo XX

Cuadros religiosos que caen de las paredes, objetos que se mueven sin que nadie los toque, incendios espontáneos sin explicación alguna. Estos son solo algunos de los extraños sucesos que acontecieron en diferentes casas de Roma allá durante el mes de mayo de 1.982, casos que tenían al parecer un nexo de conexión, Carole Compton, una joven niñera de 20 años de origen escoces. Cuando en uno de estos incendios de origen desconocido una pequeña de tres años llamado Agnese, estuvo a punto de ser victima del mismo, Carol fue acusada por la policía de pirómana e intento de asesinato, la niñera en su defensa argumentó que ella tan solo era una víctima de fenómenos paranormales. Los medios de comunicación bautizaron a Carol como “la niñera a la que llamaron bruja”.
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Todo comenzó cuando un cuadro religioso cayó inexplicablemente de la pared en el domicilio de la familia Ricci, donde Carole había comenzado a trabajar como niñera, cuando la joven pasó por su lado. Días después, la joven acompañó a la familia a su casa de vacaciones donde un misterioso incendio, que se inició en el segundo piso de la residencia, acabó consumiendo toda la casa. De regreso al domicilio habitual los incendios en diferentes habitaciones siguieron reproduciéndose, por lo que la familia Ricci decidió echar a la niñera ante las sospechas de que ella fuera la culpable de los sucesos.
En el verano de 1982, Carole fue contratada por la familia Tonti para que cuidase a sus hijos pequeños. Cuentan que la abuela Tonti era muy supersticiosa y que inmediatamente después de conocer a Carole dijo que no le gustaba. Cuando Carole se mudó a la residencia de los Tonti comenzaron a ocurrir misteriosos fenómenos. Un pequeño fuego se inició a través de un colchón además de que pequeñas estatuas religiosas se encontraron rotas en el suelo. La familia hizo revisar el cableado y puntos eléctricos en el dormitorio pero no se encontró ninguna anomalía. Objetos pequeños empezaron a romperse o incluso a “ser lanzados” por la casa, la abuela de la familia Tonti acusó a Carole de ser una bruja. Una mañana Carole se despertó por un fuerte ruido, pudo observar como una bandeja de plata estaba en el suelo al lado de su cama, lo que fue seguido minutos después por un jarrón de cristal azul que cayó al suelo solo rompiéndose en pedazos. A partir de entonces la abuela Tonti murmuraba la palabra “strega (bruja)” cada vez que pasaba Carole por su lado. Todo se complicó cuando uno de los incendios alcanzó repentinamente a la pequeña Agnese de tres años de edad en la cuna. La familia rápidamente llamó a la policía y acusó a Carole de haber creado el incendio y de intento de asesinato.
Carole fue detenida y llevada a la prisión de Livorno acusada de intento de asesinato y la prensa se hizo eco de la noticia de la niñera acusada de brujería.
Bajo supervisión psicológica, un afamado parapsicólogo de la época Guy Lyon Playfair se ofreció a ayudar a Carole en su lucha contra los cargos de los que se la acusaba. Sin embargo, Carole no quería la ayuda de parapsicólogos al creer que ella no poseía ningún tipo de habilidad psíquica o sobrenatural y que tenía que haber algún tipo de explicación racional para los misteriosos incendios.
A lo largo de los interrogatorios, la joven insistió en que no tenía nada que ver con los incendios y los misterios fenómenos que parecían seguirla dondequiera que fuese y  un científico forense testificó que el incendio en el colchón nunca podría haber sido incendiado por una persona, ya que se había quemado inexplicablemente desde el interior. Vitolo, un profesor universitario especialista en incendios declaró que él estaba cien por cien seguro de que los incendios no fueron causados por ningún elemento iniciador, sino por un extraño calor intenso.
Los funcionarios tenían tanto miedo a las habilidades sobrenaturales de Carole que durante la celebración del juicio era colocada en una jaula de acero. Tras dieciséis mes en prisión, fue declarada inocente de la acusación de intento de asesinato y condenada a dos años y medio de reclusión por cargos de incendio ocasional, fue puesta en libertad a causa del tiempo ya cumplido.
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Con Carole ya residiendo en Inglaterra, en 1990 se publicaría un libro en el que se contaban sus experiencias titulado “Superstición: La verdadera historia de una niñera que la llamaron bruja”, que obtuvo muy escaso interés por parte del público. En el libro, Carole afirmaba haber sido víctima de un ataque poltergeist.

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