Considerado como uno de los libros mágicos más poderosos y codiciados, el grimorio de San Cipriano, o ciprianillo, contiene una gran variedad de rituales y hechizos oscuros
que han llevado a la ruina a miles de personas a lo largo de la
historia en un intento de hacerse con una copia de esta publicación.
Mago santo por excelencia, San Cipriano de Antioquía es
el supuesto autor de este grimorio, compilación de fórmulas mágicas muy
diversas y diferentes localizaciones de tesoros repartidos a lo largo
del Reino de Galicia y parte de Portugal.
Hay quienes dicen que los poseedores de estos libros no han
promocionado sus hazañas por temor a que alguien quiera robarles el
libro, pero también están aquellos que aún poseyendo el ciprianillo han
caido en la desgracia.
Algunas personas pagaban fortunas para hacerse con copias
del libro con la esperanza de hacerse ricos y terminaban en la quiebra o
utilizando poderes para los que no estaban preparados. Diferentes
libros sobre temática esotérica hablan sobre el grimorio de San Cipriano
pero finalmente autores contemporáneos se encargaron de hacer una
versión más accesible para que todos pudieran ver lo absurdo del
contenido del libro. Aún así, quizás las versiones originales si
mostraban la localización de tesoros y poderes ocultos que hoy en día no
pueden ser accesibles tan fácilmente.
El Libro de San Cipriano es un grimorio, es decir, un libro que recoge fórmulas mágicas, atribuido a San Cipriano de Antioquia,
el santo mago por excelencia, y en el que una parte fundamental se
ocupa del desencanto de tesoros, incluyendo también, en muchas de sus
ediciones, una lista de tesoros del Reino de Galicia y de partes de
Portugal, con localizaciones detalladas de dónde encontrarlos.
El libro de San Cipriano se encuadra perfectamente en la categoría de los grimorios o libros de nigromancia, lo que significa que es un libro de magia ritual dedicado
a la magia negra. Aunque gran parte del mismo se dedique a la magia
blanca -curación de enfermos, etc.-, lo cierto es que en todos ellos
aparece, aunque sea una mínima parte de magia negra, lo que hace que
caigan directamente en dicha categoría.
Tal vez o quizá no haya habido nunca un libro más codiciado
y buscado, ni que despertase más pasiones y deseos de poseerlo, hasta
el punto de que mucha gente cayera en la locura, enfermase gravemente o
se arruinara económicamente, sólo por intentar conseguir un ejemplar del
mismo o por poner en práctica los rituales que en él se contenían.
Estamos hablando del Libro de San Cipriano, popularmente conocido como Ciprianillo.
Parece que no hay testimonios de gente que se hiciera rica
gracias al Ciprianillo, aunque seguramente lo que pasó fue que, quienes
se hicieron ricos por estos medios, lo mantuvieron en silencio para
evitar robos, como pasa hoy en día con los ganadores de la lotería. Sin
embargo muchos de los inicialmente felices poseedores del libro, después
no lo fueron tanto, ya que agotaron capital y salud buscando los
magníficos tesoros prometidos. Esto fue especialmente cierto en Galicia,
donde abundaron los casos de gente que adquiría algún ejemplar, pagando
grandes sumas de dinero que juntaban, a menudo, vendiendo toda su
hacienda. El escritor e historiador orensano Vicente Risco relata en su
trabajo "Los tesoros legendarios de Galicia" publicado en 1950 en la
"Revista de Dialectología y Tradiciones Populares", que en los años 20 y
30 del siglo XX se llegaba a pagar en Galicia 500 ptas. por un libro
que adquirido en Portugal o Brasil podía valer 3 o 4 ptas. Toda esta
especulación económica llevó al historiador gallego Bernardo Barreiro a
publicar, en 1885, en su obra "Brujos y astrólogos de la Inquisición y
el Libro de San Cipriano", una versión muy parcial del mismo, con el fin
de que toda la gente lo pudiera adquirir a un precio popular y vieran
además lo absurdo de su contenido, destruyendo así su fama y que la
gente dejara de buscar tesoros.
En Galicia circularon leyendas que situaban dicho libro en
algún departamento reservado de la Biblioteca de la Universidad (según
otros de la Catedral) de Santiago, donde se encontraba encadenado para
que ningún incauto lo pudiera abrir y leer su contenido (y suponemos que
para que el libro no pudiese escapar de allí). El propio Bernardo
Barreiro cuenta que cuando estuvo trabajando en el Archivo de Simancas
(Valladolid) iban hasta allí paisanos a pedirles una copia del famoso
libro y que, ante la respuesta de que allí no se encontraba ningún Libro
de San Cipriano, la gente se mostraba recelosa y era muy difícil de
convencerles de ello, aunque se les dijera, incluso, por los propios
empleados que si hubiera allí algún Ciprianillo, ellos ya serían ricos y
no estarían trabajando en aquel sitio.
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