Hoy tenemos un nuevo caso de desdoblamiento del tiempo ocurrido en marzo de 1959con
características similares a otros incidentes que hemos tratado en la
web. El protagonista de esta historia se llama Bob Wetzel (seudónimo),
un militar norteamericano destinado en la Base Aérea de Lowry en Denver,
Colorado, que decidió realizar una excursión en coche a Worland.
La esposa de Bob vivía allí y a sus dos amigos les venía bien el viaje
para ver también a diferentes familiares. En el camino les esperaba otro
de esos agujeros temporales que se presentan ante ti sin avisar…
Aquí tenemos a esos tres hombres en su camino conduciendo por las afueras de la ciudad de Cheyenne, cuando de pronto una tormenta de nieve comienza a dejarles sin visión de la carretera. Un poco extraño para ser primavera pero cosas más raras se han visto, piensan ellos.
Es algo repentino, un gran temporal con una espesa niebla.
Inesperado a más no poder. No podían ver bien el camino hasta
Chugwater, el siguiente pueblo, pero aún así siguieron conduciendo a
baja velocidad jugándosela por el mal estado de la carretera. Podían
seguir conduciendo. Pero no por mucho tiempo…
Las
condiciones climatológicas continuaron haciéndose más duras y cuando
peor estaban las cosas los viajeros se sintieron aliviados cuando inesperadamente se encontraron con varios restaurantes en fila casi ocultos a un lado de la carretera. Les venía como caído del cielo. Quizá, literalmente…
Según
declaraciones a la investigadora Debra Munn, quien se encargó de
estudiar este caso, Bob comentó que pararon el coche en el parking del
restaurante y entraron en el establecimiento bastante contentos por el
hallazgo. Era ya la hora de cenar y tenían un buen lugar para guarecerse
del tremendo vendaval de nieve que asolaba la zona. Al entrar
se dieron cuenta de que estaba prácticamente vacío: solo tres clientes y
las camareras: dos mujeres jóvenes vestidas con largos vestidos blancos
con delantales blancos y negros esperaban en la puerta. Su atuendo sin
duda era de lo más extraño pero no preguntaron. Pidieron unos filetes
para cenar y algo de beber. Estaban hambrientos.
El
lugar estaba limpio y aseado y las mujeres sirvieron los platos. Cuando
los tres protagonistas terminaron de comer pidieron la cuenta y una de
las mujeres se la trajo. Sorpresa. Solo 9 dolares por los tres menús,
demasiado barato incluso para 1959. Estaban tan contentos que dejaron cinco billetes de un dólar de propina, algo que fue apreciado por las camareras que parecían no creerse que alguien pudiera darles tanto dinero.
“Deberías haber visto cómo se sorprendieron las camareras”, comentó Bob a la investigadora.
“Me dieron las gracias, nos acompañaron hasta la puerta, y nos dijeron que debíamos tener cuidado, ya que todavía estaba nevando con tanta fuerza que apenas se podía ver.”
Los
tres hombres se pusieron en marcha de nuevo y llegaron a la localidad de
Worland sin ningún otro contratiempo. Cuando llegaron allí, los tres
hombres se encontraron con Sharon, la esposa de Bob, y con sus padres y
les comentaron que habían tardado más de la cuenta porque habían comido
en un bonito restaurante en el camino. Y bien barato, además. Los cuatro decidieron volver a Cheyenne parando en ese coqueto sitio que tan buen recuerdo les había dejado. Una sorpresa les esperaba…
En el
camino de vuelta, el tiempo era mucho más claro y el sol brillaba con
fuerza. Bob recordaba que habían venido bajando la colina desde Denver
hacia el norte, y el restaurante era el tercer o el cuarto negocio en el lado izquierdo de una conocida calle.
“Pero esta vez no estaba allí.”, Dijo Bob. “Ni siquiera había ningún edificio en el sitio. Estábamos buscando en un terreno yermo. No había nada cuando antes había toda una cadena de establecimientos”.
Bob
en ese momento no puede creer lo que ve y sus amigos tampoco. No daba
tiempo a demoler todos los edificios en una noche y menos recoger los
restos. Preguntándose qué demonios había pasado, Bob y uno de sus amigos se dirigieron a un cercano puesto de hamburguesas, donde el testigo entabló conversación con un señor de avanzada edad.
“Creo que su nombre era Charlie. Le dije que habíamos comido en un restaurante que ya no estaba allí”.
El hombre parecía confundido, y entonces le dijo:
“Hijo, el lugar que usted describe se quemó hace años y años, y esto ha sido un solar sin uso desde entonces”.
“Eso es imposible”, respondió Bob. “Estábamos allí”.
En
este punto de la historia, el protagonista comenzó a describir las dos
camareras que les habían servido pero éste le interrumpió.
“Hijo” -dijo el hombre de nuevo-, ese lugar se incendió y las dos mujeres que acaba usted de describirme perecieron en el incendio, pero eso fue hace ya mucho tiempo.”
Mirando
hacia atrás, estudiando su increíble experiencia, Bob no llegó a
recordar nada inusual en el restaurante excepto el bajo costo de la
comida. Los alimentos y la bebida sin duda eran reales, se los habían
comido de manera normal y las dos camareras no mostraron comportamientos
anómalos. No había nada fantasmal en toda la vivencia de ninguno de los tres testigos.
Un
incidente absolutamente fascinante que expone lo que podría ser un
desdoblamiento del tiempo en el que, como veíamos en el caso de la limonada y los niños de Inglaterra, diferentes testigos parecen acceder
a un punto del pasado en el que efectivamente sigue existiendo ese
restaurante que aún no se ha quemado y de hecho los testigos interactúan
con las personas de ese tiempo, comen perfectamente los alimentos de
ese punto del pasado, hablan con las camareras y éstas les tratan como a
tres viajantes de su época, cobrándoles lo que costarían tres menús en
ese momento: solo 9 dólares.
Es muy interesante el hecho de que en este caso los testigos vivieran
ese desdoblamiento del tiempo tras entrar en una impresionante tormenta
de nieve y niebla. Esa niebla que una vez más precede a un episodio de
rotura espacio-temporal que cogió a tres testigos, los situó unas
décadas antes y al salir, los devolvió a su época de forma instantánea.
Como
comentario final, es fascinante estudiar estos casos en donde se produce
transferencia de materia entre ambos tiempos. Los tres hombres
supuestamente habrían degustado unos alimentos en los años 30 y al
volver a su tiempo habrían estado digiriendo unos filetes cocinados hacía tres décadas…
Si os
ha gustado esta entrada os recomendamos ver el siguiente vídeo en donde
también hablamos de episodios de desdoblamiento del tiempo. Esperamos
que el programa sea de su interés.
Fuente: https://spacetimeslip.wordpress.com/2015/06/18/the-restaurant-from-the-past/
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