Se supone que es normal que un niño tenga un amigo
imaginario. Su creatividad es tan amplia que son capaces de jugar y
jugar por horas con una persona que hayan creado en su cabeza. Sin
embargo, muchas veces estos “amigos imaginarios” se salen de las manos y
se convierten en un problema terrorífico para los padres…
1. Mi hijo a la edad de tres años siempre me hablaba
a cerca de un “Hombre enredadera” que vivía en el cuarto de mamá y
papá. Yo cometí el error de preguntarle como lucía este hombre, y mi
hijo respondió: “Oh, el no tiene cara”.
2. Cuando mi hija tenía tres años tenía una amiga
imaginaria llamada Kelly que vivía en su closet. Mi hija decía que Kelly
se sentaba en una mecedora cuando ella estaba dormida, jugaba con ella,
etc, lo típico de un amigo imaginario. Dos años después mi esposa y yo
estábamos viendo la película “Amityville”, y nuestra hija vio justo el
momento en el que la hija tiene los ojos completamente negros, y en vez
de asustarse dijo: “Así luce Kelly”, yo pregunte “¿Cuál Kelly?” y ella
respondió: “Ya sabes la niña muerta que vive en mi clóset”.
3. El padre de uno de mis estudiantes nos dijo en
una junta escolar que estaba preocupado por su hijo de 7 años, ya que
hablaba de un fantasma invisible que hablaba y jugaba con el en su
habitación. Su hijo le dijo que el fantasma se hacia llamara “El
capitán”, que era viejo y con una larga barba. El niño le dijo a su
madre que el fantasma le había dicho que cuando creciera su trabajo iba a
ser matar personas y que el le iba a decir quienes necesitaban ser
asesinadas. El niño llorando le dijo que el no quería matar personas
cuando creciera, pero el capitán le dijo que no había opción que se
acostumbraría después de un rato.
4. Cuando mi hijo tenía 4 años, me dijo que su amigo
imaginario le gustaba sentarse en la esquina de su habitación, y que
cuando yo apagaba las luces sus ojos se volvían rojos.
5. El amigo imaginario de mi pequeño hermano, Roger,
vivía bajo nuestra mesita de noche. Roger tenía 9 hijos y una esposa,
ellos habían vivido ahí pacíficamente durante 3 años. Un día mi hermano
anunció que Roger no estaría más ahí, ya que el se encargó de matarlo a
el y a toda su familia.
6. Mi hija solía contarme a cerca de un hombre que
entraba en su habitación cada noche y que la persignaba. Yo pensaba que
eran solo sueños. Entonces mi suegra me envió algunas fotos. Mi hija se
dirigió inmediatamente a la foto del padre de mi esposo, quien había
muerto hace 16 años, y dijo “El es el hombre que entra a mi habitación
cada noche”. Mi esposo me dijo que su padre siempre lo persignaba en las
noches cuando el era un niño.
7. Cuando mi hija mayor tenía 2 o 3 años, ella
solía tener una pareja de amigos imaginarios, Dodo y DeeDee. Ellos eran
los típicos amigos imaginarios. A ella le gustaba hablar de ellos,
jugar, me contaba a cerca de sus vidas. Un día ella estaba hablando con
su teléfono de juguete, cuando yo entre a su habitación. Ella lo colgó
inmediatamente y me dijo con una voz plana y un rostro inexpresivo: “El
diablo está en camino”.
8. Mi hermano pequeño solía hablar sobre una mujer
que entraba a su habitación en las noches. El dijo que ella usaba un
vestido rojo, que su nombre era Frannie, que lo persignaba y que
flotaba. Yo tenía una pariente que murió varios años atrás con el mismo
nombre, su color favorito era el rojo, de hecho la cremaron con uno.
Cuando le mostré una foto el me dijo que justo era la mujer que veía,
además me dijo que también veía a un hombre llamado Jacob que dormía
conmigo en mi cama.
9. Cuando mi hermano era pequeño actuaba como si
tuviera ángeles hablándole a cada segundo, un día mi mamá lo escuchó
diciendo: “No puedo matarlo, el es mi único papá”.
10. Yo solía escuchar voces de noche cuando tenía 4
años, ellos solían decir cosas como: “¿Ya está dormido?, no sólo esta
fingiendo”. También oía pasos que corrían hacia mi cuarto, un día me
hice del baño en la cama del miedo y ellos se reían sin parar. Hoy tengo
39 años y mi hijo de 6 ha estado diciendoeme que sus amigos imaginarios
le cuentan cosas de mí, como cuando me hice del baño del miedo. Mi hijo
me dio detalles de la casa en donde yo viví de niño, dijo que “Ben” le
contaba esas cosas. Yo me congele, y sólo pude decirle que no le hiciera
caso a Ben.
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