Se trata del gran misterio de todos los misterios, sobre el que cualquier ser humano ha reflexionado en alguna ocasión: ¿Qué nos espera cuando abandonemos este mundo?
Teniendo en cuenta las declaraciones de aquellos individuos que han estado en el «otro lado» y han regresado, y las informaciones recibidas por quienes mantienen alguna clase de contacto con el universo de los espíritus (médiums, transcomunicadores…), es posible conocer en qué consistirá nuestra existencia una vez que nos desprendamos de nuestro «receptáculo físico»… Pasen, lean y sorpréndanse.
Disponemos de infinidad de relatos de ECM, pero ¿qué sabemos sobre lo que sucede cuando no hay posibilidad de regresar a nuestro mundo? ¿Cómo es el Más Allá? ¿Qué actividades realizaremos en ese «otro lado»? ¿Nos reencarnaremos o viviremos eternamente en esa dimensión paralela? Las decenas de miles de supuestas comunicaciones procedentes del Más Allá que han recibido infinidad de médiums desde el año 1857, cuando Allan Kardec inició el movimiento espiritista mundial, revelan que en primer lugar somos recibidos por parientes y amigos ya fallecidos y, en ciertos casos, trasladados a una especie de «casa de reposo» donde ciertas entidades se encargan de que nos aclimatemos a nuestro nuevo estado.
«Cuando llegan los fallecidos recientes, rodeados de algunos parientes y amigos, son conducidos hacia un centro de recepción. Allí son estudiados para ver si pueden viajar o más bien son enviados a la casa de reposo para un período de reajuste», relata el investigador Hans Holzder, según la narración de los numerosos médiums a los que pudo entrevistar. Otro estudioso, Harold Sherman, llegó a idéntica conclusión tras consultar a un buen puñado de espiritistas: «Alrededor de la Tierra existen unos lugares de reposo donde son llevados los fallecidos para recibir cuidados y atenciones antes de pasar a otras dimensiones o planos de existencia. La estancia en ellos dependerá de los ajustes que necesiten para poder experimentar la nueva vida».
Según diversos médiums y aquellos que han vivido una ECM, el «otro lado» sería igualmente físico, pero con una «densidad» menor que nuestra realidad tridimensional. Habría edificios, jardines, una exuberante naturaleza, bibliotecas, etc. Y, por supuesto, seguiríamos siendo quienes somos, con nuestro carácter, pensamientos y experiencias vitales. En su extraordinario libro Crónicas del Más Allá (Zenith, 2013), la periodista e investigadora paranormal Sol Blanco-Soler escribe: «Algunas comunicaciones hablan de la increíble belleza del plano astral. Dicen que todo el ambiente está como iluminado, que cada flor estalla en brillantes colores, los árboles no tienen las hojas marchitas y las fragancias son exquisitas. Todo está lleno de vida y armonía».
Un universo paralelo
Con el trascurrir del tiempo, iremos desprendiéndonos de nuestras necesidades más terrenales, y ese mundo físico se irá desvaneciendo paulatinamente para que podamos ascender otro escalón en nuestra evolución espiritual. En este sentido, uno de los más conocidos médiums de la actualidad, James Van Praagh, afirma: «El mundo astral está hecho con lo que deseamos y creemos necesitar, es un paso intermedio donde todas las necesidades emocionales básicas e inferiores se viven hasta agotarlas en su totalidad. Tarde o temprano, el espíritu se desilusiona de sus sueños y deseos terrenales, comienza a despertar a un aspecto más elevado de conciencia y, cuando su alma está lista, se desprende por completo de los antiguos patrones de pensamiento. El mundo astral es como una cámara compensadora: nos ayuda a liberarnos de nuestros anhelos emotivos terrenales».
Otro médium, Edward G. Randall, recibió el siguiente mensaje de uno de sus guías espirituales: «Nuestro mundo se compone de materia tan definida y real como el vuestro, pero ésta vibra a un nivel superior. Por consiguiente, vuestros sentidos sin desarrollar no tienen una gran conciencia de ello. Nosotros provenimos de vuestro plano y tenemos la experiencia de esta evolución; por ello, probablemente, resulta más fácil para nosotros volver atrás que para vosotros echar un vistazo hacia delante». Esta sorprendente comunicación va en la línea de la tesis defendida por la mayoría de los físicos cuánticos, según la cual estaríamos rodeados de otras dimensiones, pero no podríamos contemplarlas ni detectarlas con nuestro más modernos desarrollos tecnológicos, al menos de momento… (Continúa en AÑO/CERO 289).
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