El antropólogo José Reche reúne en ‘La soledad inquietante’ ocho núcleos deshabitados pavorosos
Asesinatos, ovnis, rituales satánicos, magia y brujería,
variaciones térmicas, psicofonías y otros fenómenos paranormales... Todo
ello está presente en los pueblos fantasmas que existen, dispersos, por
la provincia de Tarragona. La Mussara, Marmellar y Corbera d’Ebre son
los más populares, pero no los únicos.
El antropólogo tarraconense José Reche ha recopilado en el
libro La soledad inquietante ocho núcleos despoblados que tienen tras
de sí una leyenda negra o como él lo llama «un hecho dramático». Entre
estos se encuentran, además de los anteriores, Fatxes, Rubials,
Fontscaldetes, Selma y Vilafreda. El autor explica que «por ejemplo, en
el caso de la Mussara es la desaparición de un chico de Camp Clar, que
fue a buscar setas y nunca más se le vio. En Marmellar se trata de una
chica muerta, asesinada, con los dedos quemados. Y años después volvió a
aparecer el cuerpo de otra joven, muy cerca del pueblo. Y en Fatxes se
produjo un parricidio cuando el pueblo aún estaba habitado y otro
asesinato cuando se deshabitó».
Estos sucesos provocan, en muchas ocasiones, una afluencia de
personas hacia estos núcleos. Unas, movidas por el morbo. Otras veces
«son investigadores serios que van a comprobar qué hay de cierto en lo
que se comenta», aclara Reche. ¿Y qué se comenta?
En el caso de la Mussara el autor manifiesta que se le considera
uno de los lugares más misteriosos no ya de la provincia ni de
Catalunya, sino de toda España. Y para algunos hasta de Europa. Reche
cuenta en su libro que por la zona desapareció Enrique Martínez y cuando
las autoridades ya dejaron de buscarlo, sus amigos decidieron continuar
con las pesquisas. En una de esas infructuosas búsquedas Jorge Roberto
Boluda oyó cascos de caballo, un sonido que parecía provenir del
interior de las ruinas de la iglesia. Decidió investigar y se fue hacia
allí. Lo que vio le heló la sangre. Él mismo contó cómo «delante de mí
aparecieron unas figuras vestidas con hábitos con capuchas, cosa que les
daba la apariencia de monjes, pero tenían aspecto semitransparente. Y
de repente... desaparecieron». También los ovnis y extrañas luces se
relacionan con este núcleo abandonado, una vinculación que en el caso de
Marmellar se da con los rituales satánicos y en Fatxes con fenómenos
acústicos. El caso de esta última población es curioso por cuanto ha
pasado prácticamente desapercibido. «Los hechos que sucedieron son
objetivamente muy parecidos a los de Marmellar y sin embargo se
desconoce. Esto es algo que me ha llamado la atención», revela Reche.
En Fatxes este autor habla de psicofonías y mimofonías. Cuenta que la
psicofonía más inquietante se produjo durante una exploración nocturna.
Cuando los investigadores llegaron a una casa sobre la que existen
leyendas que hablan de asesinatos entre drogadictos e indigentes
preguntaron si alguien había sufrido alguna agresión allí y «la voz que
recogieron en su aparato era masculina, que con un tono metálico decía
‘apuñalado’». Reche recuerda que Jaume de Cal Tabà mató a puñaladas a
sus padres y a su hermana. Las psicofonías se repiten en la mayoría de
estos núcleos, en el pueblo viejo de Corbera, en las trincheras, en
Rubials o Selma, núcleo, este último, donde por otra parte «se tiene la
sensación de ser observado», al igual que en Fatxes. Sobre Vilafreda
pesa la leyenda del encantamiento por el que «cada Nochebuena la antigua
aldea vuelve a la vida». Y en Fontscaldetes se habla de la Dama Blanca
quien, muerta de amor, su espectro volvió de la tumba para visitar a su
enamorado.
Sin embargo, más allá de los misterios, Reche indaga también en los
motivos por los que estos pueblos fueron abandonados y apunta a dos
causas fundamentales, la guerra y el progreso, o la ausencia de él. «Si
solo se explica el misterio, queda descontextualizado, es como contar la
historia de una persona sin hablar de su pasado», subraya.
Leyendas o realidad, lo cierto es que los amantes de lo
misterioso se deleitarán en estas páginas con el aliciente de que podrán
deambular por entre las ruinas abandonadas, de día o de noche... Si se
atreven.
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