Estas son dos teorías:
La experiencia de los exploradores: es una teoría recogida de la experiencia de exploradores autónomos, principalmente en las tierras heladas del Polo Sur. Al acercarse al eje de la Tierra las brújulas pierden la orientación y dan vueltas, este obstáculo dificulta o, en algunos casos, imposibilita conocer la situación y distancia seguida por los exploradores. De este modo, hay hombres que han llegado al borde del agujero polar o han entrado en Agharta, sin darse cuenta, no pudiendo después demostrarlo por los problemas de orientación y coordenadas que presenta la cercanía al eje de la Tierra, imposibilitando el regreso al mismo lugar por el mismo camino. Algunos de los escritos recogen experiencias como visiones de terrenos con vida vegetal y huellas de seres vivos parecidas a la de los lobos, otros explican la visión de seres humanoides similares al hombre vistos fugazmente en estas mismas tierras vegetales u otras zonas despobladas o heladas así como la visión lejana de naves espaciales geométricas entrando y saliendo en vertical por los agujeros, haciendo indefinida la situación de los mismos. Algunos exploradores son: William Reed (autor de “El fantasma de los polos”, almirante Richard Evelyn Byrd (explorador de la Atlántida)
La
experiencia de los pueblos: los habitantes de ciertos pueblos de la
Tierra han visto naves luminiscentes, de plasma de luz de color
amarillo, y seres humanoides iluminados, al parecer, por antorchas,
caminando en fila por senderos entre las montañas cercanas a dichos
pueblos. La posibilidad del avistamiento es la existencia de cavidades
cavernosas que se comuniquen con Agharta, sirviendo de entrada y salida
de sus habitantes, los aghartianos, tanto a pie como en naves. La
situación de estas cavidades también es indefinida, probablemente
ocultada por sus habitantes para impedir el descubrimiento de las mismas
por parte de los humanos.
Las
naves de los aghartianos están construidas con plasma de luz sostenidas
con estabilidad magnética, sin presencia de material sólido ni
estructuras definidas. Estas naves luminiscentes son visibles a simple
vista desde cualquier distancia, ya que su luz, sin ser muy fuerte,
penetra hondamente en el campo de la visibilidad humana. Suelen tener
una estructura similar al esqueleto de un navío o de un crustáceo, varas
de luz cóncavas transversales sostenidas a otras varas de plasma que
componen la estructura principal, siendo la figura más estrecha en sus
extremos y más ancha en su centro. Alcanzan grandes velocidades y son
muy ligeras de peso. La tecnología utilizada para construir estas naves
es desconocida, algunas de sus instalaciones tecnológicas están debajo
de la Tierra.
Los Aghartianos, en especial con la Federación Galáctica y el Consejo de Andrómeda, han ofrecido personal cualificado, alberge y muchas ayudas para las civilizaciones que están trabajando para ayudar a la raza humana a liberarse de la influencia del mal, facilitando el cumplimiento de los objetivos de las mismas. Debido a esto, han sufrido la intrusión de varias razas malévolas, como la reptil, la insectoide y algunos grupos humanos y felinos negativos, procedentes Orión, la Constelación de Draco y Sirio A, para obligarlos a renunciar a su proyecto de ayuda para las razas benevolentes con la Tierra; respondieron con la resistencia, obteniendo la victoria con la expulsión de las razas malévolas, demostrando la seriedad y la importancia que están poniendo para ayudarnos a ser libres. Los aghartianos desean la unión del mundo exterior e interior de la Tierra, como integrantes que somos de una misma familia, de un mismo planeta, de un mismo mundo y un mismo hogar; ellos también están siendo afectados por la batalla entre el bien y el mal, por que la derrota humana supone la derrota de ellos.
Un
grupo de humanos asiáticos o nórdicos, quienes, según afirman algunas
fuentes, descubrieron un inmenso sistema de cavernas debajo de la región
del desierto de Gobi y áreas de alrededor hace miles de años, y se han
establecido desde entonces en un próspero reino interior, que ha estado
interactuando con otros sistemas planetarios hasta las épocas actuales.
Extensos
sistemas de cavernas debajo del Tíbet, se alega que vinculan a los
sistemas de Agharti del Asia central al “Mundo de las Serpientes”, un
sistema de cavernas de multi-niveles debajo de las cuestas al sudoeste
del Himalaya, en donde moran los “Nagas”, según la leyenda Hindú.
Aquí,
un culto a la serpiente por parte de colaboradores humanos y reptiles
mora, uno de los que se ha dicho que tuvo contacto con la sociedad Nazi
Thule durante la Segunda Guerra Mundial. Dicen que hace mucho tiempo, un
príncipe asiático condujo a varios seguidores militantes – monjes
guerreros – a las cuevas, y entró en conflicto con este culto de la
serpiente.
Después
del conflicto, los reptiles y fuerzas colaboradores fueron expulsados;
no obstante, en siglos recientes, ellos han recuperado alguna tierra.
La
Tierra interna consta de dos características principales: La primera es
la corteza interna de la Madre Tierra que es una continuación de la
corteza superficial externa. Cada una de las dos regiones polares tiene
una gran entrada o agujero, algo así como el corazón de una manzana, y
la corteza se envuelve por debajo y alrededor del manto dentro del hueco
interior. Las cortezas externas e internas tienen una topografía muy
similar: Ambas abarcan los océanos, los continentes, las cadenas de
montañas, los lagos y los ríos. Es meramente que la corteza interna hace
frente al núcleo de la Tierra. Este núcleo brilla intensamente y está
rodeado por un velo nublado. La luz emitida es más difusa que la luz del
Sol, de modo que la luz del día en Tierra interna es más suave y más
apacible que en la superficie externa de la Tierra.
La
segunda característica principal de la Tierra interna es los llamados
mundos de caverna. Estos son huecos inmensos dentro del manto, algunos
de los cuales son características naturales creadas por la Madre Tierra,
mientras que otros se hicieron utilizando la tecnología avanzada de la
principal sociedad de la Tierra interna, la tierra de Agharta. Esta
Tierra es el último remanente vivo de la segunda colonia de la
Federación Galáctica en la Tierra, Lemuria.
Lemuria,
en su forma original, fue una sociedad superficial con un componente
subterráneo. La principal ciudad capital estaba situada en la gran isla
que se hundió bajo las olas del Pacífico hace unos 25.000 años. Una
ciudad capital secundaria estaba situada en la Tierra interna. Fue a
esta ciudad a donde se trasladó el Gobierno de Lemuria después del
cataclismo. El nuevo dirigente de la superficie, el imperio de la
Atlántida, ordenó que se sellaran los principales túneles de entrada (a
la Tierra interna). Fue solamente durante los días finales de la
Atlántida que los lemurianos rompieron estos sellos y así salvaron de
una muerte cierta a muchos habitantes de la superficie.
Esta
gente formó una sociedad que posteriormente regresó a la superficie
durante un tiempo y llegó a ser el Imperio Rama, situado en Asia
meridional. Luego el Gran Diluvio de ocho mil años antes de Cristo
terminó este intento de salvar a la humanidad de los caminos oscuros de
los Anunnaki. A pesar de este revés, Lemuria persistió en su papel de
proteger el mundo superficial contra estos bribones causantes de
estragos. Fueron sus emisarios galácticos los que mantuvieron la
asociación de este Sistema Solar a la Federación Galáctica.
Después
del Gran Diluvio y el fallecimiento del Imperio Rama, los lemurianos se
reagruparon y llamaron Agharta a su sociedad nuevamente combinada. La
capital, Shamballah, se volvió a ubicar en una caverna situada lejos
bajo la ciudad de Lhasa en el Tíbet moderno. Muchos túneles conectan
Shamballah con la superficie en el Himalaya. Estos se utilizaron por
hombres santos que vinieron a difundir su gran energía y la sabiduría
divina al mundo exterior.
En
este área, se mantuvo un lugar extraordinario para ocasiones
especiales, donde se reunían los hombres santos y sus discípulos
elegidos para mantener las rejillas (o retículas) sagradas de energía de
la Madre Tierra. Este trabajo, junto con numerosos rituales realizados
diariamente a través de la Tierra interna, es en gran parte responsable
de mantener viva la energía divina que es el legado principal de Lemuria
a los pueblos de la superficie de la Madre Tierra. Lemuria, y
posteriormente Agharta, ha mantenido la Luz continuamente para vuestra
transformación de nuevo en Seres de Luz plenamente concientes.
Agharta
es un mundo muy parecido al de ustedes. La Tierra interna contiene un
ecosistema próspero en el que se pueden encontrar criaturas que ya no
existen en la superficie [como el mamut o el terodáctilo, N.T.]. Esta
colección exótica de fieras se supervisa cuidadosamente. Cerca de las
diversas ciudades de la Tierra interna se hallan áreas especiales donde
los aghartianos cuidan de ellas, y, cuando es necesario, curan a las
muchas criaturas de esta ecología variada.
Los
aghartianos residen en una red de ciudades cristalinas extendida a
través de la Tierra interna. Éstas varían de tamaño desde unos diez mil a
un millón de habitantes aproximadamente, aunque la mayoría de las
ciudades albergan de cien mil a doscientas mil personas. Estas ciudades
se asemejan más en detalle a pequeños poblados que forman juntos toda la
sociedad. La unidad subyacente es el ‘racimo’ o grupo de personas [N.
del Editor: En inglés, podlet]. Los ‘racimos’ que comparten un propósito
de vida similar se unen para formar ‘clanes’. Los clanes son los
principales bloques de construcción de la sociedad galáctica.
A
través del tiempo los seres humanos plenamente concientes desarrollaron
un formato para vivir armoniosamente llamado la sociedad galáctica de
la que Agharta es un ejemplo típico. En su caso, un sistema de doce
clanes forma el núcleo de operación de esta sociedad y estos se
organizan según la tarea, como por ejemplo la administración,
ingeniería, ciencias curativas, etc. Cada clan se divide en ‘racimos’
que contienen un máximo de 64 individuos.
Es
común que los ‘racimos’ formen un clan para asociarse libremente con
los de los otros once clanes. Estas agrupaciones más grandes forman
pequeñas comunidades donde cada una posee los recursos para solucionar
creativamente cualquier problema que surja. Estas pequeñas comunidades, a
su vez, se mezclan para formar los barrios de una ciudad. Así, cada
ciudad es una colmena de individuos que se unen para compartir y
contribuir a su barrio, a su ciudad y a su mundo.
El
Consejo Dirigente de Agharta se compone de los jefes de los doce clanes
elegidos para este puesto por su último servicio meritorio al clan y a
la sociedad. Desde este consejo se elige a un individuo considerado que
es el más sabio y el más merecedor del honor titular de Rey o Reina de
Agharta. Esta persona está a cargo del enorme ejército de emisarios y
enlaces enviados al mundo superficial y a los consejos apropiados de la
Federación Galáctica.
Su
responsabilidad es ver que su transformación de nuevo en ángeles
físicos transcurre según el Plan Divino. Su trabajo en su nombre nos
ayudó a volver a enfocar esta misión de Primer Contacto y dio lugar
indirectamente a “Decra Zau,” u Operación Espíritu. Además, el Rey y su
consejo han establecido la agenda para el período asombroso que va a
seguir a los aterrizajes masivos reales sobre su mundo.
La
tecnología avanzada que permite que cada persona cree su alimento y
ropa diarios hace autosuficiente a cada ciudad cristalina. El cultivo,
la construcción y las industrias fabriles del mundo superficial se han
quedado obsoletas por esta tecnología de Luz. Por ejemplo, cada
individuo puede cambiar a capricho el aspecto y el diseño interior de su
residencia. Esta tecnología también transporta a una persona desde un
punto a otro casi instantáneamente. Esto significa que el mundo se hace
una comunidad tan accesible a ustedes como su barrio inmediato.
Así
pues, el pensamiento de los aghartianos no está constreñido por las
condiciones de limitación bajo las cuales viven sus vecinos
superficiales. La libertad conferida por esta tecnología de Luz ha
liberado maravillosamente los talentos creativos que se ponen a uso
completo por su sociedad. Felizmente, los aghartianos están utilizando
ahora estas habilidades para juntar Agharta con sus hermanos de la
superficie.
Hoy
hemos seguido tocando el tentador mundo se halla lejos bajo sus pies.
Este terreno de la Tierra interna es muy similar a aquel en donde viven
ustedes y justo tan muy amado. ¡La gente de esta Tierra, los
aghartianos, les saludan y esperan con ilusión el día en que estos dos
mundos de la Madre Tierra pueden hacerse Uno de nuevo!
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