La leche de bruja y las creencias populares

A menudo el desconocimiento ha llevado a los pueblos a creencias que hoy en día nos parecen absurdas. Muchas mujeres fueron acusadas de brujería por motivos que hoy no tendrían la más mínima importancia, en el caso de Lilias Adie, la mujer que confesó tener relaciones con el diablo del que os hablamos en Supercurioso, parece que la protagonista de la historia padecía realmente algún tipo de demencia. Uno de estos errores tiene como protagonista la llamada “Leche de Bruja”.

La leche de bruja y las creencias populares

La llamada “leche de bruja” es la secreción temporal de los pezones que aproximadamente el 5% de los bebés nacidos a término experimentan. Este fluido se debe a que el niño al nacer conserva un alto nivel de estrógenos que proviene de su madre. Ocurre tanto en varones como en hembras y suele desaparecer a las dos semanas, cuando el nivel hormonal se normaliza. Este fenómeno natural y que no presenta ningún tipo de problema se conoce también como “galactorrea”.

En la época medieval se creía que esta leche que salía de los pezones de algunos neonatos era efecto del encantamiento de alguna bruja. Pensaban que los “familiares” (animales que acompañaban a las brujas y las ayudaban) se alimentaban de ese fluido. Para impedir que pudieran hacerlo, solía ponerse en la cuna del bebé algún objeto con el fin de distraer la atención del familiar de la bruja y conseguir que no se alimentase. También podían poner muñecos para simular que había una persona con el niño, ya que se creía que aprovechaban que el bebé estaba sin vigilancia para proceder a la extracción. Esta absurda creencia no es extraña para la mentalidad de la época en que se pensaba que las brujas también alimentaban a esos familiares con la leche de pezones suplementarios o de la que salía de sus verrugas. Por ese motivo dos de las marcas que denotaban que una mujer era una bruja era la Politelia y el tener muchas verrugas.

Actualmente los pediatras recomiendan no extraer en ningún caso esta secreción ya que de hacerlo puede alargarse el proceso, producir una infección e incluso se han dado casos de mastitis. Antiguamente había la costumbre en muchos lugares de extraerla, pensando que se hacía un bien al recién nacido, pero hoy se sabe que no es así.
Realmente alucinantes algunas de las creencias populares de la Edad Media.