A lo largo de la historia encontramos diversas citas que hacen referencia a “luces perpétuas”. Son muchos los autores clásicos que dejaron algún que otro testimonio sobre un tipo de lámparas que daban la entrada a templos, con una luz tan luminosa, que ni el tiempo ni los elementos podían apagar su brillo.
¿Eran magia? ¿Era alquimia? Tal vez no sea más que una leyenda más, como tantas otras que se inscriben en nuestro pasado y que raras veces podemos desentrañar. No obstante, te invitamos una vez más a que te adentres con nosotros en un misterio muy atractivo, en un enigma que dispone de la más variada documentación.
Cuentan diversos textos históricos que hubo un tiempo en que existió un tipo de lámparas de luz incombustible. Que muchas tumbas y enterramientos contaban con esas pequeñas luces que alumbraban el féretro de por vida, y así lo hicieron durante muchos años hasta que llegaron los primeros profanadores.
Si conoces a la siempre hermética y misteriosa Hermandad Rosacruz, encontrarás referencias a lámparas que sirvieron para iluminar estancias sagradas de templos e imágenes religiosas. Otro dato curioso lo encontramos en el libro “Isis sin velos”, de la fundadora de la Sociedad Teosófica, y quien también nos hablaba de las lámparas perpétuas, las cuales, según la propia Madame Blavatsky, se alimentaban de ámbar, amianto, ciprio y otros aceites esenciales misteriosos.
Si eran inextinguibles… ¿Por qué no hemos heredado su secreto? ¿Por qué no disponemos a día de hoy esos elementos secretos que nos permitirían tener una luz que no se apaga? Lo desconocemos, y de ahí que quede nos quede solo el tupido velo de la leyenda.
Veamos más referencias a las curiosas lámparas imperecederas:
- Plutarco comentó en alguno de sus textos que los sacerdotes le hablaron de la existencia de una lámpara cuya luz no se exitinguía y que iluminaba un templo dedicado a Júpiter-Amón.
- San Agustín también hizo una curiosa descripción sobre una lámpara maravillosa que se hallaba en un templo dedicado a Isis, en Egipto. Ni el viento ni la lluvia podían apagarla.
- Durante el reinado de Justiniano de Bizancio en 527, al llevar a cabo unas labores de reconstrucción de un edificio en Siria, encontraron unos corredores subterráneos que llevaban a una tumba. Junto a ella había un crucifijo y una lámpara que habría ardido, según las especulaciones de la época, durante 500 años.
- En el año 1300, Marcus Grecus escribió “Líber Ignium” (libro sobre el fuego) donde hablaba de una lámpara que no se apagaba y que estaba hecha de..¡Luciérnagas!
- El padre, explorador y misionero francés, Evariste Regis Huc (1813-1860), cuenta en unos de sus textos que en uno de sus viajes al Tíbet vio una lámpara que el viento no conseguía apagar jamás. Los monjes le explicaron que era una “luz perpétua”.
Si te interesa el tema encontrarás múltiples referencias a las lámparas inextinguibles en múltiples libros de historia. Es más, en ocasiones se dice que cuando se han descubierto tumbas y enterramientos de la época romana o medieval, se han encontrado también tibias luces en lamparillas que al ser tocadas, se desvanecen al instante.
Puede que sean simples leyendas, para otros, serían en realidad lámparas que utilizaban ya elementos modernos como el fósforo que la mayoría veían como “cosas prohibidas o sobrenaturales”, de ahí esa trascendencia mágica. Aunque en algún texto judío se habla de ellas como las “lámparas de los vigilantes del cielo”
No hay comentarios:
Publicar un comentario