El fantasma de un adolescente que suele ser visto en las madrugadas más frías del año, el de una mujer que transporta a un bebé que llora, el de un chico que aparece trepado a muros difíciles de escalar y el de una dama ataviada de blanco que atraviesa los vagones fuera de servicio, sumado a una extraña figura de apariencia humana en la zona de maniobras, le confieran a la estación ferroviaria de Boulogne, en San Isidro, una característica singular. Por lo menos, inquietante.
Si bien vecinos y usuarios habituales de los servicios ferroviarios de la Línea Belgrano Norte con cabecera principal en Retiro consideran que buena parte de esas historias corresponden a leyendas urbanas instaladas desde hace tiempo, los relatos de quienes afirman ser testigos directos de esas anomalías, mantienen vivo el halo paranormal que envuelve a la estación.
Maquinistas, operarios del taller que funciona en un predio adyacente a la estación, personal de seguridad privada y pasajeros sostienen que uno de los casos más mentados es el del fantasma del adolescente que suele ser visto muy temprano, en las mañanas dominadas por un intenso frío.
El relato de quienes aportan este testimonio, encuadrado en la reserva de identidad para evitar ser blanco de burlas de parte de los que interpretan que la historia es una construcción alucinada que deriva de una vieja leyenda urbana, hace hincapié en la fuerte impresión vivida en el momento del contacto visual.
En ese sentido, los aportes testimoniales que se repiten desde hace varios años, como ahora, puntualizan que el fantasma que aparece por lo general en los extremos de la estación corresponde al de un adolescente de entre 13 y 15 años, que literalmente se evapora cuando alguien que se sobrepuso a la impresión, ha intentado acercársele. Los que lo vieron, algunos más de cerca, afirman que la expresión del espectro no denota hostilidad y que en todo caso lo que refleja su mirada es sorpresa ante quien lo detecta.
Una coincidencia generalizada en los que saben de esta presencia, es que el espectro corresponde a un chico que apareció ahorcado de una las columnas de la estación. No obstante de este detalle no existe ninguna precisión.
Mujeres de blanco
Pero la estación Boulogne no es ámbito de un solo fantasma. Los trabajadores del taller ferroviario de la concesionaria del servicio aseveran por su parte que en los galpones han sido testigos de algo impresionante: entre los ruidos de la maquinaria y herramientas que se utilizan en el trabajo perciben lo que parece ser el llanto de un bebé y que a veces se completa con un aparición fugaz de una mujer vestida de blanco que lleva en su brazos a un niño.
Pero la estación Boulogne no es ámbito de un solo fantasma. Los trabajadores del taller ferroviario de la concesionaria del servicio aseveran por su parte que en los galpones han sido testigos de algo impresionante: entre los ruidos de la maquinaria y herramientas que se utilizan en el trabajo perciben lo que parece ser el llanto de un bebé y que a veces se completa con un aparición fugaz de una mujer vestida de blanco que lleva en su brazos a un niño.
Los operarios del taller también refirieron otra de las tantas anomalías que tiene lugar en la estación cuando los vagones quedan estacionados porque se encuentran momentáneamente fuera de servicio. En ese caso, indicaron fuentes testimoniales, está allí otra presencia femenina etérea y blanquecina la que entra en escena atravesando uno a uno los coches parados como tan solo podría hacerlo un fantasma. No produce ningún ruido ni nada externos que se convierta en señal de la existencia de ese ser. Todo queda envuelto en un misterio sin resolver.
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