Se afirma con frecuencia que este cráneo muestra constantes fenómenos paranormales, pues sin duda ha sido un tema muy mencionado y popular en el mundo y la ciencia.
Conocido también como el cráneo de mitchell-Hedges es un cristal de cuarzo del tamaño del cráneo humano encontrado en medio de la jungla durante una excavación arqueológica en Sudamérica en los años veinte. No solamente este cráneo es anatómicamente perfecto, viniendo desde tiempos remotos cuando este tipo de conocimiento tecnológico era supuestamente desconocido, sino que hubiese sido del todo imposible esculpirlo con los instrumentos primitivos que las personas tenían a su disposición en ese momento.
A consecuencia de que no pueda ser datado por el sistema del carbono, no existe la posibilidad de saber cuan antiguo es, aunque se baraja la posibilidad de que date de al menos 12000 años atrás, aunque otras teorías sitúan su antigüedad en millones de años.
Existen 13 de estos cráneos en el mundo que algunos dicen poseen poderes místicos y cuyo origen es incierto. En 1970, el Cráneo de Cristal fue llevado a los laboratorios de Hewlett-Packard en Santa Clara, California, para testarlo. Este laboratorio es líder mundial en electrónica, ordenadores, y en tecnología electrónica en cuarzo. Ellos producen los cristales de precisión de cuarzo usados en los osciladores de su marca y termómetros de cristal de cuarzo.
El laboratorio sometió el cráneo a examen, determinando que había estado cortado sin considerar un eje, y que estaba hecho con una única piedra de cristal. Se demostró también que la mandíbula que actualmente es una pieza separada, provenía en un principio de la misma pieza de cristal. Hubo el consenso de todos los expertos del laboratorio en afirmar que a pesar de la alta tecnología de la que ellos disponen en la actualidad, si les fuese dado un cristal de las mismas dimensiones, no les sería posible reproducir un cráneo de comparable calidad.
La gente que cree en el poder psíquico de los cráneos de cristal dice que los cráneos son un centro de energía psíquica y que tienen el poder de aumentar la felicidad y mejorar la vida de la gente solo con cogerlos o hablar con ellos; otros han sugerido que pueden usarse como bolas de cristal para ayudar en la adivinación.
Los poderes sanadores y sobrenaturales de los cráneos de cristal nunca se han podido probar científicamente. La comunidad científica no ha encontrado evidencia alguna de fenómenos inusuales en los cráneos ni razón alguna para seguir investigando.
El cráneo Mitchell-Hedges es, seguramente, el más conocido. En 1924 llegaba a la selva tropical de Belice (Honduras Británicas), en América Central, el polifacético explorador inglés Frederick A. Mitchell. Hedges, acompañado de su hija adoptiva Anna, de su secretaria Jane Houlson, el médico y experto en cultura maya Dr. Thomas Gann, el representante del Museo Británico capitán Joyce y la financiera de la expedición Richmond Brown.
Al poco tiempo de llegar a la zona conocida como Punta Gorda, el explorador inglés comenzó sus excavaciones, en plena selva, en busca de ruinas mayas.
Tras luchar contra las inclemencias de la jungla y del clima tropical, y después de varios meses de trabajo infatigable con la ayuda de empleados nativos, Mitchell-Hedges descubrió una gran plaza de piedra, varias pirámides, casas y cámaras subterráneas pertenecientes a un complejo arquitectónico que bautizaron con el nombre de Lubaantum (que significa algo así como “Ciudad de las Piedras Caídas”). Despejar el lugar de vegetación llevó varios meses.
El descubrimiento entusiasmó a Mitchell-Hedges, quien estaba convencido de que aquella ciudad había pertenecido a la legendaria Atlántida, lo que lo motivó para continuar las excavaciones durante siete años más.
Por aquel entonces su hija adoptiva, la pequeña Anna, era apenas una adolescente inquieta, y el día de su cumpleaños número diecisiete se produjo el gran descubrimiento: -”Durante días veíamos algo entre las piedras al recibir los reflejos del sol recuerda ahora Anna Mitchell-Hedges — y no descansamos hasta hacer accesible aquel lugar. Fui yo quién lo rescató, porque mis manos eran más pequeñas que las de los demás, y se lo enseñé a mi padre. Él se resistía a creer en el descubrimiento de aquel cráneo de cristal…”
El “Cráneo del Destino” es una calavera de cristal de roca a tamaño natural, de cinco kilos de peso, esculpida en una sola pieza.
Actualmente pertenece a Anna Mitchell-Hedges. Su padre, F.A. Mitchell-Hedges, fue un aventurero y arqueólogo aficionado especializado en las antiguas civilizaciones de Latinoamérica y en el estudio de la Atlántida.
F.A. Mitchell-Hedges afirmaba haber encontrado el cráneo en una cueva durante una de sus expediciones en Lubaantun, pero sus detractores insisten que lo compró en una subasta en Sotheby’s. El vendedor lo consiguió de sus dueños en Alemania.
Mitchell-Hedges, y algunos otros, afirman que el cráneo es demasiado intrincado y perfecto para haber sido tallado deprisa recientemente, e insisten que el cráneo debió haber sido tallado durante décadas en un pasado remoto en la Atlántida. Un inspector del cráneo, según parece, estimó que habrían hecho falta 200 años para que humanos lo crearan. Mitchell-Hedges afirmaba que se tardó 150 años en tallarlo y que tenía 3.600 años de antigüedad, aunque no ofreció ninguna fuente o razón para estas fechas.
Los críticos de las especulaciones de Mitchell-Hedges contestan que la tecnología moderna ha provisto a hábiles artesanos con las herramientas necesarias para producir esculturas con relativa facilidad. Más aún, puesto que casi todos los historiadores y científicos están de acuerdo en que no hay ninguna evidencia de la existencia de la Atlántida.
Estudios recientes han descubierto que el cráneo propiedad del Museo Británico fue tallado usando herramientas de joyería desarrolladas en el siglo XIX, lo que hace todavía más dudoso un origen pre-colombino.
Despues 2006, hay también el cráneo de Paris, en el nuevo “Musée des Arts Premiers” , quai Branly en Paris.
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