Científicos británicos descubren que unas piezas de joyería del Antiguo Egipto, de más de 5.000 años de antigüedad, están hechas con materiales de origen extraterrestre. ¿Cómo es posible que los antiguos egipcios contaran con dichos materiales?
Joyas Egipcias (Nefertiti) |
Joyas de origen extraterrestre.
Al estudiar los objetos, encontrados cerca de la localidad de Gerza, en Egipto, con la ayuda de un microscopio electrónico de barrido y un tomógrafo computarizado, los especialistas concluyeron que estos contienen elementos meteóricos.
Según el estudio, publicado en la revista ‘Meteoritics & Planetary Science’, en las joyas hallaron hasta un 30% de níquel, típico elemento que conforma los meteoritos metálicos.
Asimismo, los objetos contaban con la estructura de Widmanstatten, una estructura específica que normalmente se forma por un enfriamiento muy lento en ciertos tipos de objetos espaciales.
Los científicos explicaron que los nueve collares de metal que están siendo objeto de estudio pertenecen a la cultura de Naqada II, un periodo predinástico egipcio, conocido también como Gerzeense. Esta cultura existía en el cuarto milenio a. C.
A pesar de que la primera información acerca del uso de hierro en la
región data del siglo VII a. C., artefactos metálicos más antiguos se
encuentran en ocasiones extraordinarias en Egipto. Los resultados del
estudio sugieren que otros artículos similares de aquella época también
podrían haber sido fabricados con material procedente de los meteoritos.
La Tumba de Cristal de Keops
Las historias que relacionan al antiguo Egipto no son pocas ni nuevas. Desde los relatos del famoso místico Aleister Crowley hasta las producciones de Hollywood como Stargate. La idea de que alguna civilización ET
estuvo presente durante el reinado de los faraones se extiende en
diferentes formatos, albergándose básicamente en la incapacidad de la
ciencia de explicar ciertos hallazgos.
Según un artículo de la revista Egipcia "Rose El-Yussuf", en el año 1988 un egiptólogo francés de nombre Louis Caparat comenzó las negociaciones con el gobierno egipcio con la intención de llevar a cabo una serie de excavaciones en la Gran Pirámide de Keops. La razón: Caparat afirmaba que todavía no se habían descubierto las habitaciones más importantes de la pirámide. Solo él y sus tres ayudantes podrían excavar allí y acceder a los tesoros ocultos.
En el invierno del 88, Caparat y sus asistentes excavaban ya en Keops.
Se le concedió el plazo de cuatro meses con posibilidad de extender el
tiempo si se llegaba a encontrar algún indicio. El trabajo fue preciso y
llegó a agotar al arqueólogo. No obstante, la tajante persistencia fue
su mejor consejero. Día a día avanzaban con rapidez. La excavadora
americana funcionaba con increíble acierto. Llegó a trabarse en algunos
tramos.
Al poco tiempo, uno de los ayudantes de Caparat – Ernest –
comenzó a tener cierto malestar en el pecho. No podía ingerir alimento
alguno. Vomitaba de forma extraña, no lograba conciliar el sueño y se
quejaba cuando le tocaban. Una sugerente marca roja le rodeaba el
cuello.
Túneles en La Gran Pirámide de Keops |
Como precaución, el médico le pidió a Caparat que detuviese las excavaciones. Podría ser algún tipo de trampa creada y desarrollada por los egipcios antiguos.
El arqueólogo afrontó una seria decisión. O abandonar definitivamente la
excavación, o continuar por su cuenta. Los otros ayudantes se negaron a
prestarle servicios. Temían contagiarse.
En la plenitud de la investigación, Caparat atravesó largos
túneles y sobrevivió a cualquier inconveniencia tanto climática como
física. Era común que la presión atmosférica fuese baja, lo cual le
impedía respirar correctamente. Por esta razón trabajaba desde las 6 de
la mañana hasta las 3 de la tarde. A posteriori se dedicaba a analizar
los resultados y anotarlos en sus registros.
Jeroglíficos |
Una centena de hombres y 61 días fueron suficientes para librar de obstáculos la preciada entrada. La puerta yacía en buen estado. Mostraba una cantidad interesante de figuras, representadas en bajorrelieves de fino corte. Con la ayuda de un remolque externo se logró derribar las trabas que impedían abrirla. Los científicos cubrieron sus rostros con máscaras. Examinaron, con precaución, el lugar. Estaba completamente oscuro.
Caparat fue el primero en avanzar en tierra desconocida. Para su sorpresa, la recámara contaba con dos círculos de unos 20 centímetros (aproximadamente) ubicados en ambos extremos del sitio por los cuales ventilaba aire. La sorpresa no se hizo faltar. Caparat se topó con una gigantesca tumba de cristal macizo. Llamó a sus asistentes -que habían regresado a sus tareas tras la buena nueva- y les pidió que alumbrasen el objeto inmediatamente. Para el horror de muchos, un cadáver yacía dentro de la tumba. Y no parecía ser humano.
Extraterreste hallado en Keops |
El cuerpo fue depositado en una ambulancia especial y fue llevado a un centro de investigaciones donde se practicarían diversos exámenes. La tensión creció cuando Caparat halló entre las piernas del ser un papiro antiquísimo que se atribuye al Faraón Khufu. Abandonó el lugar y se retiró a sus aposentos en un hotel. El ministro egipcio de relaciones exteriores se hizo presente en la excavación junto con la fuerza policial. Cercó la zona y prohibió el acceso.
El pacto de Keops
Caparat transcribió la traducción con cuidado a su cuaderno personal. Se asombraba con cada nueva descodificación. Los jeroglíficos no poseían la construcción fonética normal. El estilo variaba por signo. Al parecer, el faraón Keops había firmado un tratado con un alienígena proveniente de un sistema estelar lejano. El "Ser", le brindaba completa protección durante su vida a cambio de refugio.
Así mismo, le explicó el devenir de la historia del hombre. La
posibilidad de viajes interplanetarios, de intercambiar personas de
mundo a mundo, etc... El faraón, maravillado, aceptó la oferta. Firmaron un pacto en donde se explicitaba que el alienígena podría residir en Egipto el tiempo que desease. La criatura vivió en paz el resto de su longeva vida. La tumba de cristal se construyó con un diseño que el mismo "Ser" dibujó antes de morir.
Caparat y la tumba de cristal |
Caparat se puso en contacto con un amigo, su colega español, el biólogo Francisco de Braga, al que le facilitó en Egipto muestras de sangre, tejidos y células para que las analizara, del presunto extraterrestre. Una vez fuera de El Cairo, Braga
fue detenido por las autoridades egipcias y repatriado a España en un
avión. Por último, según reza el artículo en el periódico egipcio, el
cuerpo del supuesto extraterrestre se encuentra en un laboratorio militar con los más estrictos niveles de seguridad.
Caparat recibió la visita de la policía en el hotel. Le quitaron el papiro y sus cuadernos y se le obligó a regresar a Francia.
Lo que podemos decir para terminar, es que hasta la fecha de hoy, jamás
trascendieron más detalles sobre tan importante hallazgo que podría
sacar a la luz muchos interrogantes para la humanidad.
Por otra parte, ha habido muchos movimientos extraños en la gran
pirámide desde 1996, incluyendo visitas de equipos secretos, los
vehículos militares no marcados y los helicópteros negros vistos en
Giza. Muchos se preguntan ¿ qué se encuentra realmente allí ? ….
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