¿a QUIÉN PERTENECE EL ROSTRO? El nuevo descubrimiento sobre la Sábana Santa y por qué sigue siendo un misterio
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La expectación era plena. Aunque la Iglesia nunca ha declarado que la Sábana Santa sea el verdadero sudario de Jesucristo y, por lo tanto, la reliquia más valiosa del mundo, el papa Francisco rezó ante ella. Durante su visita a la catedral de San Juan Bautista de Turín,
en 2015, los cámaras y periodistas siguieron sus pasos, los mismos que
miles de peregrinos recorren cada año, y recogieron sus palabras: “La
Sábana Santa atrae hacia el rostro y el cuerpo martirizado de Jesús y,
al mismo tiempo, hacia el rostro de cada persona que sufre o es perseguida injustamente”. Puede
que no sea una reliquia oficial, pero la Iglesia actúa como si lo
fuera. “El icono del amor de Cristo es la sábana que, incluso ahora,
atrae a miles de personas a Turín”, señaló Francisco durante su visita.
La veneración del papa actual, al igual que la de Juan Pablo II o Benedicto XVI,
por el sudario habla por sí sola y no hace sino engrandecer el enigma:
“El semblante tiene los ojos cerrados, es el rostro de un difunto y, sin
embargo, nos mira de un modo misterioso y nos habla en el silencio”.
La reliquia más estudiada de la historia
Para muchos no importa si la sábana es o no auténtica, sino la experiencia espiritual que
transmite. No obstante, el debate científico está a la orden del día y,
desde que apareció en Lirey, Francia, en la década de 1350 de la mano
del caballero Geoffroy de Charny, quien nunca aclaró
cómo se había hecho con ella, su origen ha sido uno de los misterios
predilectos tanto por creyentes como por detractores. Es posiblemente la
reliquia más estudiada de la historia y, sin embargo, sigue sin haber
consenso al respecto.
Se
trata de una pieza de lino de 4,32 metros de longitud y 1,1 de ancho
que tiene impresa la parte frontal y la dorsal de un hombre. La figura
corresponde a un individuo de cerca de 1,80 metros de alto
que tiene el aspecto típico con el que se ha presentado a Jesús (con
pelo largo y barba) y las lesiones (producidas por latigazos, la corona
de espinas y los clavos) descritas en los relatos de la Pasión. Y, por
si fueran pocas las coincidencias, ahora un nuevo hallazgo alimenta aún más las creencias sobre su origen religioso. Las
partículas encontradas revelan el “gran sufrimiento” de la víctima, lo
que desmentiría la teoría de que fue pintado durante la Edad Media
Un
equipo de científicos del Instituto de Materiales de Trieste y del
Instituto de Cristalografía de Bari, pertenecientes al Centro Nacional
de Investigación de Italia, junto con la Universidad de Padua, ha
concluido que el tejido de la reliquia estuvo en contacto con sangre
humana. En concreto, con una persona que fue torturada.
El secreto está en la sangre
Según
los autores del estudio, el lienzo contiene “nanopartículas” que no
están presentes en la sangre de una persona sana. Al respecto, Elvio Carlino, director de la investigación, asegura que esas partículas revelan el “gran sufrimiento”
por el que pasó la víctima, que luego fue “envuelta en el paño
fúnebre”. Dichas características no pueden replicarse, por lo que el
hallazgo, publicado en la revista científica 'PlosOne', desmentiría así la teoría de que el rostro humano fue pintado durante la Edad Media, pues hay quien mantiene, entre otras críticas, que la postura representada muestra incongruencias o argumentan que las pruebas del carbono-14 realizadas en 1988 (autorizadas por la Santa Sede) lo databan entre los siglos XIII y XIV. El
semblante tiene los ojos cerrados, es el rostro de un difunto y, sin
embargo, nos mira de un modo misterioso y habla en el silencio
En
concreto, los científicos se refieren a una amplia presencia de
partículas de creatinina unidas a las de ferritina, elementos que se
suelen encontrar en pacientes que han sufrido múltiples traumas o torturas. “Estos descubrimientos tan solo pueden ser revelados por los métodos recientemente desarrollados en el campo de la microscopía electrónica”, explica Carlino.
Al
igual que lo es ahora en Turín, también fue punto de destino de
peregrinos (y un negocio redondo) en el siglo XIV. Y, como hoy en día,
no estaba exento de polémicas. El sudario terminó en la iglesia de
Nuestra Señora de Lirey, pero fue el papa Clemente VII
el que informó de que se trataba de una pintura o cuadro. Desde entonces
recorrió ciudades a lo largo de dos siglos, como muchos otros que
populaban por la Europa de la Edad Media, hasta que llegó a su lugar
actual, la catedral de la ciudad italiana, en 1578. No fue hasta 1958
cuando el papa Pío XII autorizó la imagen vinculada con la devoción hacia Santa Faz de Jesús, y desde entonces su idilio con la Iglesia católica, aunque ambiguo, se ha ido desarrollando con los años. Tal vez, con este nuevo hallazgo, se anime a formalizar la relación.
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