Ocurrió el 3 de mayo en el cementerio de Holy Cross de Filadelfia. Una máquina se dispone a levantar la tierra para levantar una tumba que debería albergar los restos del que fue uno de los más famosos asesinos en serie de la historia de Estados Unidos. ¿Por qué? Porque podría no estar dentro.
Nos referimos a Herman Webster Mudgett, también conocido como el Doctor Henry Howard Holmes, o simplemente Dr. Holmes. En el momento de su “muerte” dijo haber cometido 27 asesinatos y 50 intentos a lo largo de toda su vida. Sin embargo, esa cifra podría ser más alta después de que la policía accediera a su “castillo”. Un hotel del terror lleno de laberintos sin salida donde pudo perpetrar cerca de 200 muertes.
Ahora su familia ha decidido poner fin a una historia demasiado larga.
Holmes y la casa de los horrores
El castillo de Holmes. WC
Dicen que Herman Webster Mudgett era un tipo carismático. El hombre fue un médico apuesto de New Hampshire que un día decidió cambiarse el nombre por H.H. Holmes como homenaje a Sherlock. Obviamente en poco más se parecería al famoso detective.
Un día decide instalarse a las afueras de Chicago. Por aquella época ya había abandonado a su primera esposa y a su hijo y huía de las acusaciones de fraude, envenenamiento y asesinato. En 1885, vuelve a cambiar y se desplaza a la ciudad de Englewood, Illinois, para comenzar a trabajar en una farmacia. Allí estafó a los propietarios, les compró unas propiedades al otro lado de la calle y preparó los planos para un edificio “distinto”.
Una edificación de tres pisos que incluía una farmacia, apartamentos y locales comerciales. Ah, también una serie de puertas trampa, habitaciones herméticas y un sótano diseñado para disponer de cuerpos humanos a su antojo. A medida que la construcción avanzaba Holmes despedía sistemáticamente a los trabajadores para asegurarse de que nadie supiera el alcance completo de su macabro plan.
Mapa de la segunda planta. WC
El primer piso del castillo de Holmes incluía la farmacia, mientras que en el tercero se encontraban los apartamentos. La segunda planta ofrecía a los turistas unas habitaciones insonorizadas, todas diseñadas como laberintos de puertas y escaleras para desorientar al cliente.
Cada una de las habitaciones del inmueble estaba provista de trampas y puertas correderas que daban al laberinto de pasillos secretos desde los que, por unas ventanillas disimuladas en las paredes, el doctor podía observar a escondidas a sus clientes. Además, entre los laberintos se encontraban toboganes para que los “huéspedes” (cuerpos) pudieran acceder a un sótano con tinas de ácido y cremación.
Por último y como explicó la policía más adelante, de forma disimulada y bajo el entarimado existía una instalación eléctrica que le permitía seguir en un panel en su despacho cada desplazamiento de sus futuras víctimas. Por cierto, con abrir unos grifos de gas podía asfixiar a los ocupantes de algunas habitaciones sin desplazarse.
Benjamín Pitezel. WC
Erik Larson en su novela de no ficción, The Devil in the White City, describía cómo Holmes atacaba a las mujeres que habían venido a Chicago a trabajar en la feria. Larson decía que si “Jack el Destripador había encontrado a sus víctimas en las pobres prostitutas de Whitechapel, Holmes se fijó en las mujeres pudientes y en las jóvenes libres por primera vez en la historia, aunque inseguras de lo que significa esa libertad y el riesgo que implicaba”.
Una vez que la feria cerró en octubre de 1893, Holmes huyó de los acreedores de Chicago y de una compañía de seguros contra incendios. Lo hizo viajando a través de varios países. El asesino fue capturado poco después, acusado y condenado dos años más tarde por el asesinato de su brazo derecho, Benjamín Pitezel.
Exhumando el cuerpo de ¿Holmes?
H. H. Holmes en 1895. Wikimedia Commons
Hoy y según los análisis de los forenses se cree que Holmes tuvo más de 200 víctimas, aunque confesó 27 y otros expertos creen que la cifra es mucho más baja. Lo cierto es que mientras estuvo encarcelado escribió una diario de 256 páginas, su propia historia de los hechos con la que intentó convencer al público de su inocencia antes de que fuera condenado.
Holmes fue ahorcado por su crimen en Filadelfia. Se supone que lo ejecutaron en la horca apenas nueve días antes de su 35 cumpleaños, el 7 de mayo de 1896. Sin embargo, desde ese momento los rumores no han persistido. ¿Era realmente él o el asesino logró escapar de la muerte?
Dado su historial y sus artes expertas para evadirse los rumores surgieron poco después de su muerte. De haber conseguido escabullirse se cree que pudo escapar a Sudamérica pero, ¿es eso posible?
Según los datos históricos antes de su ejecución pidió un “ataúd doble-profundo” cubierto con cemento húmedo para evitar que sus restos pudieran ser “robados y disecados”. Los periódicos escribieron que la ejecución de Holmes fue “espantosamente científica, metódica y expedita”.
H. H. Holmes. WC
El problema es que tratándose de Holmes se corrió el rumor de que pudo fingir su muerte. Tales teorías de la conspiración implicaron al médico sobornando a funcionarios en la prisión para substituir un cadáver a su propio cadáver y huir a Sudamérica.
Según contaron los medios, dos horas después de su muerte partía del patio de prisión un vagón funerario que contenía un ataúd con el cuerpo de Holmes (o quizás con Holmes vivo). Para añadirle más misterio poco después aparecía la figura de Robert Lattimer, un hombre en su momento de confianza de Holmes, que afirmaba haber visto cartas que demostraban que el médico había engañado a sus abogados, al cura y a los funcionarios de la cárcel para enterrar a un hombre muerto en su lugar. Es curioso, porque Lattimer fue una de las personas que Holmes aseguraba haber matado, una prueba más de las mentiras que dijo antes de morir.
Sea como fuere, Lattimer nunca enseñó tales cartas, aunque afirmaba que Holmes escapó a un hotel a Nueva York para más tarde perderse en una ciudad de Paraguay. Nada de esto ha podido ser confirmado.
Cementerio de Holy Cross de Filadelfia. AP
Así fue, aunque con pequeños cambios a lo largo de los años, como la historia de Holmes ha llegado hasta nuestros días. Así ha sido también como finalmente los bisnietos del médico, John y Richard Mudgett y Cynthia Mudgett Soriano, han acabado solicitando a la Corte del Condado de Delaware que exhumara el cuerpo el año pasado.
Los documentos de la corte hablan de los rumores familiares donde se incluyen historias de que Holmes “logró escapar de algún subterfugio y que alguien más fue ahorcado y enterrado en el sitio de su tumba”. Finalmente el 9 de marzo de este año el Tribunal del Condado de Delaware concedió el permiso para la exhumación del cuerpo del asesino y encargó a los investigadores un análisis del ADN. Según dice la orden:
Los restos serán enterrados de nuevo en el mismo cementerio, independientemente de si esos restos son o no los de Holmes. No se creará ningún espectáculo comercial o ambiente de carnaval por este evento o cualquier otro incidente relacionado con los restos.
¿Y qué ocurre si no es el cuerpo del asesino? Como vemos en la orden, sea o no su cuerpo, los restos serán enterrados en el mismo sitio en un plazo de 120 días. Además, si las pruebas de ADN demuestran que el cuerpo es de otra persona los bisnietos tendrán que pagar por el entierro y los daños materiales.
Por supuesto, en ese caso también se agrandará la espeluznante historia del personaje. Qué hizo desde entonces o dónde murió pasarán a conformar nuevas historias. Aunque posiblemente lo más importante jamás se sepa, el número exacto de asesinatos que cometió en aquel castillo del terror. [ChicagoIst, NBC, Wikipedia]
Fuentes: https://es.gizmodo.com