jueves, 28 de abril de 2016

Los increíbles objetos sobrenaturales del Rey Salomón


Rey Salomón
Por todos es conocida la figura del rey Salomón, personaje que aparece no sólo en los textos bíblicos sino al que también se alude en el Corán y en el Talmud. Tercer rey de Israel, hijo del rey David, era considerado un mandatario de excepcional sabiduría, poseedor de grandes riquezas y responsable de la construcción del templo de Jerusalén.
Según se relata en los textos, este monarca contaba en su haber con una serie de objetos de peculiares características que facilitaban sus empresas al servicio de Dios y que otorgaban un inmenso poder a su poseedor. No en vano, según las profecías de diferentes pueblos semitas, el que tuviera estos objetos bajo su posesión tendría el poder para dominar el mundo.
Son muchos los misterios que rodean a esta enigmática figura y tal vez esta sea la razón de que numerosos grupos a lo largo de la historia hayan tratado de dar con el paradero de tan insólitos objetos, desde los templarios, hasta algún servicio secreto.
Uno de estos maravillosos objetos es la conocida como ’’ mesa de Salomón’’ que construyó Moisés bajo las meticulosas órdenes de Dios del siguiente modo:
‘’Harás asimismo una mesa de madera de acacia. Su longitud será de 90 centímetros, su anchura de 45 centímetros y su altura de 68 centímetros. La revestirás de oro puro y harás una moldura de oro alrededor del borde.
Le harás cuatro argollas de oro y pondrás argollas en las cuatro esquinas que estén sobre sus cuatro patas. Cerca del borde estarán las argollas para meter las varas a fin de llevar la mesa. Harás las varas de madera de acacia y las revestirás de oro, y con ellas llevarán la mesa.
Harás también sus fuentes, sus vasijas, sus jarros y sus tazones con los cuales se harán las libaciones. De oro puro los harás. Y pondrás sobre ella el pan de la Presencia perpetuamente delante de Mí’’. Ex 25:23-30.
mesa del Rey Salomón
La Mesa del Rey Salomón
Se piensa que en este objeto sagrado, que se guardó en el templo de Salomón una vez estuvo construido, el mismo rey inscribió el ‘’Shem Shemaforash’’ o Verdadero nombre de Dios que, según la tradición cabalística, no debe ser pronunciado ya que es el vocablo que utilizó Dios para crear el universo, la fuente de toda creación. No sólo esto, sino que en esta mesa estaría inscrito todo el conocimiento del universo.
Otro de los objetos en posesión del monarca era el denominado ‘’Sello de Salomón’’. Una suerte de anillo mágico en el que también estaba inscrito el nombre de Dios y que Yahvé le dio a Salomón directamente del cielo. Este anillo otorgaba al rey una serie de poderes asombrosos tales como el control sobre genios y demonios, la autoridad sobre el viento y el agua o la capacidad de comunicarse con los animales.Por ello, parece que Yahvé sentía una especial predilección por Salomón al que, además de otorgarle un gran poder, le hizo poseedor de una avanzada tecnología divina de la que era incapaz el ser humano.
El anillo del Rey Salomón
El anillo del Rey Salomón
Otros excepcionales objetos mencionados en los textos antiguos son ‘’El Urim y el Turim’’, unas piedras engarzadas a un pectoral sacerdotal que debían situarse sobre el corazón mediante las cuales se transmitía la voluntad divina y que se utilizaban para cuestiones en las que se consideraba necesaria una respuesta de Dios, como decisiones de interés nacional ya que Yahvé era el legislador de Israel.
También se relata que Salomón tenía una alfombra mágica que utilizaba para viajar por el aire, podía llevarle no sólo a él, sino a toda su corte y podía atravesar grandes distancias en muy poco tiempo. Estaba tejida con seda verde y con oro e iba acompañada por bandadas de pájaros en sus viajes.
El Urim y el Turim
El Urim y el Turim
Pero el más importante de los objetos de los que fue poseedor el rey Salomón fue ‘’el arca de la alianza’’ que, después de acompañar al pueblo elegido en su vagar por el desierto acabó guardándose en el templo de Jerusalén.
Un cofre que se colocaba en el lugar más santo del tabernáculo y que también Dios mandó construir a Moisés. Hecho de madera de acacia y revestido en el interior y en el exterior de oro puro; la cubierta, al contrario, no estaba recubierta de oro sino que era de oro macizo adornada con las figuras de dos querubines:
“Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Harás pues un querubín en un extremo y un querubín en el otro extremo, de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines’’. Ex 25:18-20
El arca representaba la presencia de Dios y parece ser el medio que éste utilizaba para comunicarse con el pueblo de Israel:
“Allí ciertamente me presentaré a ti, y hablaré contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio’’. Ex 25:22.
Grabado donde se aprecia el arca de la alianza
Grabado donde se aprecia el arca de la alianza
Este extraño objeto debía de colocarse en el interior del tabernáculo tras una pantalla divisoria además de ser cubierto por pieles de foca y una tela de color azul para impedir que el pueblo la mirase ni siquiera: ‘’Por el más mínimo momento y por lo tanto, muriese’’ Ex 40:3
Parece que era peligroso acercarse al arca; tocarla o mirarla podía ser motivo de muerte por alguna extraña razón. Así nadie podía acceder al interior del tabernáculo a excepción del sumo sacerdote que únicamente tenía permitida la entrada una vez al año y, para ello, debía de portar incienso, ir cubierto de sangre de cordero y estar libre de pecado, sino cumplía todos estos requisitos, corría el peligro de sucumbir bajo la ira de Dios.
Este dios, se manifestaba muy celoso del cuidado y del respeto con el que este objeto era tratado por los hombres, llegando a matar instantáneamente a quien se atreviera a posar su mano sobre el arca; incluso aunque fuera con las mejores intenciones:
‘’Pero cuando llegaron a la era de Nacón, Uza extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los bueyes casi la volcaron. Y se encendió la ira del Señor contra Uza, Dios lo hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios’’. 2 Samuel 6:6-7
Los hebreos creían que Dios residía dentro del arca y la trataban con el mismo respeto con el que tratarían al propio Dios al interpretar su presencia cerca del objeto, y es que cuando el pueblo de Israel atravesaba el desierto, Yahvé los acompañaba en forma de nube junto al arca:
‘’Y la nube del Señor iba sobre ellos de día desde que partieron del campamento’’. – Nu 10:34 ‘’En una nube apareceré encima de la cubierta’’. — Le 16:2
Este objeto también era usado como un arma de gran poder gracias a la cual el pueblo elegido logró vencer en las guerras que su dios les ordenaba emprender conquistando así las tierras de Canaán y Jericó.
Y la presencia de Yahvé cerca del arca no era solo percibida por los hebreos sino que según se narra en Samuel, uno de los pueblos enemigos, los filisteos, pudieron constatarlo, al encontrarse el arca en el campo de batalla:
‘’Cuando los filisteos oyeron la voz de júbilo dijeron: ¿Qué voz de gran júbilo es esta en el campamento de los hebreos? Y supieron que el arca de Jehová había sido traída al campamento. Y los filisteos tuvieron miedo porque decían: Ha venido Dios al campamento. Y dijeron: ¡Ay de nosotros! Pues antes de ahora no fue así. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos dioses poderosos? Estos son los dioses que hirieron a Egipto con toda la plaga en el desierto’’. 1 Samuel 4:6-8
Por último, el arca era también el contenedor de otros objetos que Dios otorgó al pueblo hebreo: las tablas de la ley entregadas por Dios a Moisés, la vara de Aarón con la que realizaba los milagros de Dios y la fuente de maná, que era el alimento que Dios hacía llegar a su pueblo mientras les guiaba por el desierto.
Este dios celoso e iracundo, que encontraba un especial deleite en el oro, en algún momento hizo entrega a los hombres de una tecnología tan avanzada que sus poderes eran interpretados como voluntad divina pero que sólo otorgaba a unos pocos elegidos como el rey Salomón, o como medio para obtener un cierto fin.
El paradero de estos mágicos objetos que casi parecen venidos de otros mundos se desconoce a día de hoy; aunque no son, ni han sido pocos los que incansablemente tratan de dar con ellos.
Cabe destacar que la última mención que se hace del arca en el texto bíblico aparece en el Apocalipsis de Juan:
‘’Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo’’. Ap 11:19

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