Todo comienza a las 5 de la madrugada del lunes 1 de marzo de ese citado año 2010, cuando el autobús os para en la ruta A-1 que une Iquique con Tocopilla a la altura de playa Vicente Mena, entre Punta Gruesa y Chucumata. Todo iba bien, pasajeros dormitando como podían y las primeras luces del alba comenzando a asomar por el horizonte lejano. Y de repente, algo ocurre. Murmullos insólitos entre los pasajeros.
Una mujer comienza aparentemente a hablar en sueños a toda voz diciendo: “están ahí, afuera, están aquí”.
Las preguntas estaban en el ambiente pero nadie tenía una respuesta y, de pronto, el pánico volvió con aún mas fuerza que antes.Desde un lado del autobús se oían gritos y llantos de ocho personas porque un ser de aproximadamente tres metros de altura, delgado y con un destello de luz impresionante comenzó a caminar con dirección a la carretera ante el espanto general.
Lo vieron moverse en dirección hacia Santiago de Chile y lo asombroso es que desde que el caso salió a la luz ha habido un secretismo increíble sobre la identidad de los pasajeros o incluso el paradero del chófer y el auxiliar del autobús.
Se conoce también que algunos de los testigos llegaron a hacer grabaciones en vídeo y fotografías de este ser pero nadie conoce el paradero de esas grabaciones.No se ha querido dar a conocer ni siquiera la empresa que llevó a los viajeros, la marca del autobús o si hubo más avistamientos posteriores. Nada, solo un brutal manto de silencio que rodea y protege un insólito hecho del que nadie parece querer hablar.
Evidentemente si este tipo de detalles pusieran en peligro la seguridad nacional del estado de Chile, sería lógico tal cerrazón informativo. Y es que efectivamente, según puntualizaron diversas fuentes locales “existe una institución armada involucrada en el avistamiento, no como generadores del fenómeno, pero sí como testigos claves, por lo que el tratamiento de la información y el desarrollo de esta investigación debe realizarse con mucho cuidado.
El misterio de este tipo de avistamientos en ocasiones no es el propio ser si no la maquinaria de silencio que comienza a carburar cuando algo de importancia vital ocurre con respecto al fenómeno ovni. Resortes que saltan y que funcionan como un reloj que marca el final de la información y del tiempo en el que el público conoce algún detalle adicional. La llave se pierde y el candado prevalece para siempre.
A día de hoy esto es lo que se conoce del caso pero lo más intrigante es que quizá una testigo pudo ver a uno de estos seres o incluso a ese objeto antes de que fuesen vistos por los demás. ¿Acaso la mujer vio el futuro en su sueño? ¿Se llegó a adelantar en el tiempo durante algunos minutos a través del mundo onírico? ¿Sería posible que la inteligencia que está detrás del fenómeno llegase incluso a provocar toda esta situación para desviar la atención o incluso hacer algún tipo de estudio sociológico? ¿Donde está ese ovni con forma de cilindro y quién iba dentro?
Fuente: Felipe Polanco G., La estrella de Chile
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