En el Antiguo Egipto existieron unos textos mágicos utilizados por los
sacerdotes para la resurrección del faraón y que su alma fuera llevada a
las estrellas.
Se conoce como los Textos de las pirámides a un conjunto de fórmulas y
sortilegios escritos a modo de manual, cuyo cometido es la resurrección
del rey y su posterior ascenso al cielo en forma de estrella. Incluyen
conjuros, encantamientos y súplicas, empleados durante los ritos
funerarios.
Se grababan en los pasillos, antecámaras y cámaras sepulcrales en las
pirámides del Imperio Antiguo. A pesar de que los más antiguos daten de
la V Dinastía, contienen conocimientos ancestrales que, en su mayoría,
estaban vigentes en tiempos de Keops.
Habían existido previamente en la tradición oral y seguramente los
tendrían compilados en papiros, aunque no hayan sobrevivido hasta
nuestros días en dicho soporte.
Se trata de una recopilación de hechizos mágicos creados para vencer a las leyes naturales y someter a las fuerzas ocultas.
Con este tipo de pasajes, los sacerdotes-magos conseguían resucitar al
faraón, le ayudaban a sortear todos los obstáculos que se encontraría
antes de entrar en el más allá, y luego propiciaban que pudiese vivir
eternamente convertido en estrella.
Keops, al igual que otros faraones, levantó su pirámide para alcanzar tan elevado y glorioso objetivo.
Pero a diferencia del resto, dotó de una estructura interna y características exclusivas a su última morada.
La Gran Pirámide podría ser la única pirámide conocida con la capacidad
para transportar físicamente energía –incluida el alma del faraón– hasta
su morada celestial.
Esto último, desde el supuesto de que Keops fuera el faraón que ordenó
levantar la pirámide… hecho sobre el que muchos investigadores muestran
serias dudas ante datos numerosos que en los últimos años han ido
surgiendo… y en ese caso, si la pirámide podría ser una catapulta
energética hacia las estrellas, seguirá quedando otra pregunta habitual:
¿quién la levantó?
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