A lo largo de la historia de la humanidad se han producido miles de sucesos para los que no parecía existir ningún motivo racional. Muchos de esos acontecimientos hoy en día pueden ser explicados por la ciencia, pero aún quedan algunos inexplicables. En el siglo XIX, en la ciudad de Londres, se creó un club formado por personas que querían saber más sobre ese tipo de fenómenos calificados como paranormales.
El origen del Club de los Fantasmas podemos encontrarlo en el año 1955 en la Universidad de Cambridge. Varios compañeros académicos del Trinity College empezaron a reunirse para hablar de fantasmas y otros fenómenos inexplicables. En 1862, algunos de los miembros de ese grupo primigenio se encontraban en Londres y decidieron fundar el Club de los Fantasmas. Su finalidad era descubrir qué había de cierto y de fraudulento detrás de ellos. Entre los primeros componentes del grupo encontramos figuras como Charles Dickens o Sir Arthur Conan Doyle.
Los fenómenos llamados “paranormales” y las apariciones fantasmales estuvieron de moda en la sociedad victoriana de manera que proliferaron los mediums que decían ponerse en contacto con personas fallecidas. Una de las primeras investigaciones del Club de los Fantasmas fue sobre los Hermanos Davenport, supuestos espiritistas provenientes de EE.UU. Los Davenport eran magos que presentaban sus ilusiones como auténtica comunicación con el más allá. Decían poder contactar con espíritus fantasmales y entre otros presentaban un truco en el que eran atados en el interior de un caja con varios instrumentos musicales. Se cerraba la caja y a pesar de que ellos aparentemente permanecían ligados, sonaba la música, según ellos gracias a sus poderes espirituales.
A la muerte de Charles Dickens, en 1870, el Club de los Fantasmas se disolvió. Sin embargo, otras personas lo retomaron en 1882, aunque con la diferencia de que si en un primer momento la intención de sus miembros era ser críticos y lo más racionales posibles en sus creencias e investigaciones, la segunda hornada de afiliados era de un talante muy diferente, ya que en general era defensores del espiritismo y creyentes convencidos.
El Club de los Fantasmas investigó casos tan conocidos como el de la Rectoría Borley o el Castillo de Glamis en Escocia y expusieron a la opinión pública muchos fraudes relacionados con supuestas fotografías de fantasmas. Actualmente sigue funcionando como una sociedad sin ánimo de lucro que acoge entre sus miembros a todas aquellas personas interesadas por los fenómenos paranormales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario