El matrimonio formado por Lucie y Jean-Marc Belmer se instalaron en 1985 en una casa en el pueblo de St. Quentin (Aisne) en la región de Picardía en Francia. En enero de 1986, Lucie, que solía estar sola en casa ya que su marido viajaba con frecuencia, acudió a la policía a denunciar que al despertar había encontrado en su casa restos de sangre. Ésta estaba en paredes, suelos, muebles e incluso en el interior de algunos cajones. También explicó que en ocasiones oía ruidos extraños y que la puerta se cerraba lentamente cada vez que bajaba al sótano. La mujer sospechaba que podría tratarse de una broma macabra.
La familia llamó a una conocida médium tratando de averiguar si se trataba de un fenómeno paranormal, pero no se obtuvieron resultados concluyentes. Cansados y asustados, Lucie y Jen-Marc abandonaron la casa y jamás volvieron.
Hasta aquí la historia puede confirmarse tanto en los registros policiales como en la prensa; es una vez finalizado el incidente con los Belmer que se crea una leyenda urbana en torno a la casa, ¿o quizá no?. Según unos, la casa sigue en pie en el 74 de la calle Cité de Mullhouse, ha tenido varios inquilinos más y una vez los Belmer se fueron no ha vuelto a ser la “casa sangrante de Aisne”. Según otras fuentes, la casa tuvo unos nuevos arrendatarios y volvió a sangrar. El propietario, ante la imposibilidad de alquilarla, la habría demolido y en sus cimientos habrían sido hallados los cadáveres de varios militares nazis cuyo asesinato podría tener que ver con el fenómeno de la sangre.
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